Será más fácil batallar, si
entendemos de manera correcta por qué Pablo le llama: LA BUENA BATALLA.
Primero: es una buena batalla porque el enemigo de nuestro gozo es
malvado. El enemigo es la incredulidad, y las fuerzas satánicas que hay detrás
de ella y los pecados que vienen con ella. Cuando nosotros nos preparamos para
combatir las fuerzas que tratan de hacer que nos deleitemos en nosotros mismos
o en nuestros logros, o en nuestras posesiones más que en Dios, nosotros nos
oponemos a un enemigo muy malvado. Por lo tanto, es una buena batalla.
Segundo: es una buena batalla porque no somos abandonados a nuestra
propia fuerza en la batalla. Si así fuera, como dice Martin Lutero: “Nuestros
esfuerzos estarían perdidos”. En otras palabras, cuando un hijo de Dios lucha
por el gozo en Dios, el mismo Dios es el que está detrás de esa batalla,
dándonos la determinación y el poder para derrotar al enemigo (Fil. 2:12-13).
No somos abandonados a nuestra suerte para sostener el gozo de la fe. Dios
pelea por nosotros y en nosotros. Por lo tanto, la batalla de la fe es una
buena batalla.
Tercero: es una buena batalla porque no es una lucha para llevar
una carga, sino una lucha para permitir que alguien lleve una carga por
nosotros. La vida de gozo en Dios no es una vida cargada de peso. Es una vida
aligerada. La batalla por el gozo es la batalla de confiar en Dios con las
cargas de la vida. Es una batalla para ser libres de la preocupación. Es una
batalla por la esperanza, la paz y el gozo, los cuales están amenazados por la
incredulidad y la duda en las promesas de Dios. Y como libertad, la esperanza,
la paz y el gozo son cosas buenas, la batalla para preservarlos es buena.
Cuarto: la batalla de la fe es buena porque, a diferencia de la
mayoría de las batallas, no implica exaltación, sino humillación. La mayoría de
las batallas no son buenas porque son un orgulloso intento de probar nuestra
propia fuerza a costa de otras personas. Pero la batalla por el gozo es
justamente lo opuesto. Es una forma de decir que somos débiles y necesitamos
desesperadamente la misericordia de Dios. Por lo tanto, la lucha por el gozo es
una buena batalla.
Quinto: la batalla por la fe es buena porque por ella Dios es
grandemente glorificado. Cuando nos dedicamos a resistir al poder idolatra de
cada anhelo, cada deseo, cada placer que no es de Dios, entonces Dios es
exaltado como el Tesoro supremo de nuestra vida. Batallar contra todo gozo
extraño evidencia que conocemos el infinito valor de Dios. Por lo tanto, la
batalla por el gozo es una buena batalla.
Que Dios nos permita poder decir
lo que Pablo dijo al final de su vida: “He peleado la buena batalla, he acabado
la carrera, he guardado la fe” 2 Timoteo 4:7. Conservar la fe por toda la vida
es el resultado de pelear la buena batalla por toda la vida, y por lo tanto
también poder decir: “Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la
cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a
todos los que aman su venida” 2 Timoteo 4:8. Por lo tanto, esta batalla de por
vida es una buena batalla por el gozo; una muy buena batalla.
“Gracia y Paz”
No hay comentarios:
Publicar un comentario