Cómo
responder ante los halagos
Proverbios 27:21
“El crisol prueba la plata, y la
hornaza el oro, Y al hombre la boca del que lo alaba”.
¿Cómo responde usted cuando
alguien le halaga? A algunas personas les encanta ser reconocidas porque les
levantan el ánimo y las hacen sentir valiosas. Otras se sienten incómodas.
Dirigen la mirada hacia el piso, o dan razones de por qué no merecen realmente
tales reconocimientos.
Para los cristianos, hay otro
dilema. Somos llamados a ser humildes; entonces, ¿qué debemos hacer cuando
otros digan cosas buenas de nosotros? Debido a que el orgullo está siempre
esperando para levantar su desagradable cabeza, tenemos que tener cuidado de no
permitir que nos afecten. Algunos creyentes piensan que aceptar una
felicitación es señal de orgullo, por lo que hacen un gran espectáculo dando
toda la gloria a Dios. Eso está bien, si es realmente lo que hay en sus
corazones, pero muchas veces eso se convierte en una reacción dirigida a impresionar
a los demás.
Mi consejo es simplemente que
diga: “Muchas gracias”. Después, ore dando gracias por la bendición,
reconociendo que cualquier cosa digna de alabanza viene de Dios, al final de
cuentas. Si usted se sintió animado, hágale saber a la persona que el
comentario fue una bendición para usted. Si recibe elogios por un logro que fue
realmente el esfuerzo de un grupo, asegúrese de redirigir el reconocimiento a
todos los que estuvieron involucrados. Una bendición se disfruta siempre más
cuando es compartida.
Somos probados mediante las
alabanzas que nos dan. Cada halago que llegue a nuestros oídos debe redirigirse
de inmediato al Padre celestial. Si nos aferramos a ese halago, el veneno del
orgullo invadirá nuestros corazones. Pero si damos la alabanza a Dios, la
humildad se alojará en nuestras almas.
“Gracia y Paz”
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