Salmo 25:4-5
“Muéstrame, oh Jehová, tus caminos;
Enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame, Porque tú eres el
Dios de mi salvación; En ti he esperado todo el día”.
Cuando usted enfrente una
decisión, ya sea grande o pequeña, es importante que espere la dirección y el
tiempo de Dios. Y aunque pueda sonar paradójico, hay tres maneras de tener un
papel activo en ese proceso mientras esperamos.
Primero,
debemos examinar nuestro corazón, y pedirle al Espíritu Santo que nos indique
cualquier cosa que no esté bien. Si Él trae algo a la luz, es importante
ocuparse de ese pecado de inmediato, confesándolo y arrepintiéndonos. A veces,
dejamos esto a un lado porque la decisión inminente parece nuestra principal
preocupación. Pero no podremos tener respuesta de Dios ni recibir su bendición
completa hasta que nos ocupemos del pecado.
Segundo,
debemos escuchar con paciencia y atención la aprobación del Señor. Esperar
puede ser difícil, sobre todo cuando las emociones o la lógica nos llevan a
preferir una decisión.
Tercero,
la respuesta a nuestra oración exige nuestra participación. Por ejemplo, cuando
las personas me dicen que no tienen trabajo y que están confiando en que Dios
se los dará, quiero saber siempre si están buscando activamente un empleo.
Algunos no lo están, simplemente están orando. Tenemos la responsabilidad no
solo de presentar a Dios nuestras peticiones y buscar su dirección, sino
también de participar activamente en el proceso.
La oración es un hermoso
privilegio que el Padre celestial da a sus hijos. Él desea conducirnos a una
vida de abundancia. Debemos tomar parte activa en la búsqueda de su voluntad, y
escuchar su voz. Si obedecemos la dirección del Espíritu Santo, veremos todo lo
que el Señor tiene para nosotros.
“Gracia y Paz”
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