Probablemente cuando David escribió el Salmo 62 se
encontraba huyendo, en medio de la rebelión de su hijo Absalón. Sin duda,
mientras huía de aquellos que trataban de “aplastarle como pared desplomada y
como cerca derribada”, el fugitivo rey sentía sobre él enormes presiones
mentales, emocionales, físicas y espirituales, al punto que se sentía extenuado
en todos los aspectos. Pero en medio de tan terrible situación, David,
sostenido por su fe en el Dios todopoderoso, pudo decir que “solamente” en Dios
podía encontrar paz y sosiego para su alma, y que “él solamente” era su roca y
su salvación. A través de todo este Salmo, David repite la palabra “solamente”,
como queriendo enfatizar en que no hay absolutamente nadie o nada más en quien
podamos poner nuestra confianza. “Alma mía, en Dios solamente reposa”, “Él
solamente es mi roca y mi salvación”.
Nadie queremos encontrarnos en una situación tan terrible
como la que describe este Salmo, pero sin duda tendremos pruebas en nuestras
vidas que nos harán sentir exhaustos en el aspecto físico, mental, emocional,
así como también espiritualmente. Todo esto forma parte de la vida. Jesús lo
advirtió claramente a sus discípulos al decirles: “En el mundo tendréis
aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33). Debemos creer
esta promesa de todo corazón y en nuestras pruebas y sufrimientos confiar que
nuestro Padre no nos va a fallar.
“Confiar en el Señor” es simplemente echarnos en sus brazos y permitirle que se
haga cargo de nuestros problemas, de nuestras cargas, de nuestras
preocupaciones. El mismo David nos da un consejo similar en el Salmo 55:22
donde dice: “Echa sobre Yahweh tu carga, y él te sustentará”. Cuando lo hacemos
nuestra mente se aquieta, una gran paz llena nuestros corazones y sentimos
nuevas fuerzas para continuar adelante. El Señor nos dice en el Salmo 46:10:
“Estad quietos, y conoced que yo soy Dios”. Esencialmente, nuestro Padre celestial
desea que dejemos de afanarnos tratando de resolverlo todo por nosotros mismos
y que confiemos en él. Con esta seguridad, podemos reemplazar nuestros
esfuerzos y afanes con el descanso y la confianza que él nos da.
Jesús nos invita a venir a él en busca de paz y descanso
espiritual. En Mateo 11:28-30 nos dice: “Venid a mí todos los que estáis
trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y
aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para
vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. Este es el sosiego
del que nos habla la escritura de hoy, es un descanso profundo para nuestras
almas que también nos beneficia el aspecto físico, mental y emocional, por
difícil que sea la situación en que nos encontremos. Pero para ello es
necesario que confiemos en el Señor y que llevemos su yugo, que nos unamos a él
y nos dejemos dirigir por él. Entonces él nos llevará hacia la victoria por el
camino que él ya conoce. Él nos dio el ejemplo perfecto estando en Getsemaní,
en medio de su agonía a pocas horas de su muerte. Allí se postró en oración y
pidió al Padre tres veces que hiciera su voluntad. Entonces pudo sentir paz y
gozo y recibió la fortaleza que necesitaba para seguir adelante con la
encomienda que el Padre le había dado.
Si estás en medio de una prueba, medita en todas las promesas
que Dios nos da. Piensa que Dios está en control y confía en él de todo
corazón. Aplica la experiencia de David en tu vida. No olvides que él confió
“solamente” en Dios, y recibió paz y sosiego para su alma en medio de la
prueba. Y finalmente Dios le dio la victoria sobre todos los que se habían
levantado contra él (2 Samuel 18:31).
Oración:
Eterno Padre, te ruego me ayudes a confiar totalmente en
ti y solamente en ti en medio de esta prueba que estoy viviendo y que me ahoga.
Por favor, dame la paz y el descanso espiritual que necesito. En el nombre de
Jesús, Amén.
¡Gracia y Paz!
Dios te Habla
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