¿Qué te impide
tener verdadera comunión con Cristo?
Hebreos 12:1-2a
“Por tanto, nosotros también, teniendo en
derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del
pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por
delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe...”
Este pasaje comienza: “Por tanto...” En otras palabras,
“de acuerdo a lo que acabo de decir...” En el capítulo anterior, el autor de la
carta a los Hebreos mencionó a un grupo de hombres y mujeres que, habiéndose
encontrado en sus vidas en situaciones sumamente difíciles, confiaron en Dios y
por medio de la fe resultaron vencedores. Así es que, considerando lo que ellos
hicieron, es decir siguiendo su ejemplo, “despojémonos de todo peso y del
pecado que nos asedia”. El objetivo fundamental del cristiano es correr “la
carrera que tenemos por delante” siguiendo los pasos del Señor, o sea avanzar
en la vida "puestos los ojos en Jesús", como nuestro Guía, nuestro
Maestro, nuestro Señor. Ahora bien, con el fin de marchar adelante hacia nuestra
meta espiritual, antes tenemos que despojarnos del pecado y de todo aquello que
constituya un peso o un obstáculo que dificulte ese objetivo.
En la novela de Julio Verne “La isla misteriosa”, se
habla de cinco hombres que se escaparon de un campo de prisioneros durante la
Guerra de Secesión norteamericana en 1865, mediante un globo que lograron
robarse. Al elevarse en el aire se dieron cuenta que el viento los llevaba
hacia el océano. Mientras observaban como la tierra firme desaparecía en el
horizonte, se preguntaban cuánto tiempo lograría permanecer el globo en el
aire. De momento se dan cuenta que el globo estaba descendiendo y que se
aproximaba a la superficie del mar. Entonces los hombres deciden que deben
arrojar algo del peso a bordo, pues si seguían bajando se estrellarían contra
las aguas. Con mucho pesar arrojaron zapatos, abrigos y armas, y con cierto
alivio sienten que el globo se eleva de nuevo.
Sin embargo, al poco tiempo descubren que el globo se
acerca una vez más de forma peligrosa a las crestas de las olas, así que
deciden lanzar al mar los alimentos, y el globo se eleva de nuevo.
Lamentablemente esto también fue sólo una solución temporal y la nave comienza
a descender nuevamente. Finalmente echaron fuera las cuerdas y la canasta donde
se sentaban. Al hacerlo, notaron como el globo se elevó otra vez. A los pocos
minutos divisaron tierra. Los cinco saltaron al agua y nadaron hasta la isla.
Estaban vivos debido a que fueron capaces de discernir que para continuar
adelante era necesario despojarse de toda carga que impedía al globo
desplazarse. Las cosas que antes pensaban que eran “necesarias” eran las mismas
cargas que casi les cuesta la vida.
Así nos sucede muchas veces en nuestra vida espiritual.
Hay “cargas” que nos impiden crecer, “pesos” que resultan un obstáculo para que
nos concentremos en seguir a Cristo y tratar de imitarlo y servirle. El pasaje
de hoy nos enseña que tenemos que despojarnos de ese peso al igual que del
pecado. ¿Y cuál es ese peso? Ese peso es todo aquello que nos impide pasar
tiempo de oración, o leer la Biblia, o asistir a un servicio de adoración, o
visitar a un enfermo, o servir al Señor de cualquier otra manera. Bien pudiera
ser la televisión, o el Cine, o el Internet, o el trabajo (cuando es en
exceso), o quizás dormir demasiado, o salir mucho de paseo. En ocasiones el
obstáculo proviene de las amistades, o quizás la familia; cualquiera que sea,
tenemos que despojarnos de todo aquello que nos impida avanzar en esta “carrera
que tenemos por delante” de la manera en que Dios espera que lo hagamos.
Piensa en las cosas que quizás están frenando tu
crecimiento espiritual. Si las eliminas, ¿dispondrías de más tiempo para las
cosas que de verdad son importantes? ¿Cómo sería tu vida sin ellas? Pídele a
Dios que te muestre cómo podrías mejorar tu relación con él. Pídele
discernimiento para hacer cambios y eliminar aquellas cosas que afectan tu vida
espiritual.
ORACIÓN:
Padre santo, te ruego me ayudes a identificar las cosas
que constituyen un peso o una carga en mi vida y que están afectando mi
crecimiento espiritual. Dame la fuerza y el valor para despojarme de ellas y
marchar adelante en victoria. En el nombre de Jesús, Amén.
¡Gracia y Paz!
Dios te Habla
No hay comentarios:
Publicar un comentario