¿Qué haces cuando
llega una tormenta a tu vida?
Marcos 6:45-51
"En seguida hizo a sus discípulos
entrar en la barca e ir delante de él a Betsaida, en la otra ribera, entre
tanto que él despedía a la multitud. Y después que los hubo despedido, se fue
al monte a orar; y al venir la noche, la barca estaba en medio del mar, y él
solo en tierra. Y viéndoles remar con gran fatiga, porque el viento les era
contrario, cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el
mar, y quería adelantárseles. Viéndole ellos andar sobre el mar, pensaron que
era un fantasma, y gritaron; porque todos le veían, y se turbaron. Pero en
seguida habló con ellos, y les dijo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! Y subió a
ellos en la barca, y se calmó el viento; y ellos se asombraron en gran manera,
y se maravillaban".
Poco después de separarse de Jesús, mientras trataban de
llegar a la otra orilla del Mar de Galilea, una tormenta sorprendió a los
discípulos en medio del mar, de manera que los fuertes vientos y las olas
azotaban la barca, amenazando con hundirla. Remaban y remaban y la barca no
avanzaba, más bien retrocedía, porque el viento era muy fuerte. Las fuerzas ya
les faltaban, y a pesar de la experiencia de algunos de ellos como pescadores
conocedores del mar, la situación no mejoraba sino más bien empeoraba cada
minuto que pasaba.
¡Cuántas veces de repente ha llegado a nuestras vidas una
tormenta emocional! Todo está marchando más o menos bien, hay buena salud,
tenemos un buen trabajo, en el matrimonio felices y contentos, a nuestros hijos
les va bien, en fin ¡hay un cielo claro, y navegamos en un mar sereno y
tranquilo como un plato! ¡Y nos sentimos tan felices! De momento la terrible e
inesperada noticia… Negros nubarrones aparecen de repente y el cielo claro
comienza a oscurecerse, empieza a soplar un viento contrario, y aquel mar
sereno comienza a agitarse. Y en medio de la oscuridad podemos escuchar los
truenos y ver como los rayos caen alrededor de nosotros. ¡Y en un abrir y
cerrar de ojos nos encontramos en medio de una tormenta que pretende hundirnos
en la desesperación! ¿Qué hacer?
Rápidamente comenzamos a remar. ¡Tenemos que llegar a la
otra orilla lo más pronto posible! ¡Hay que resolver esta situación! Y remamos,
y remamos... Utilizamos todas nuestras fuerzas, nuestra inteligencia, nuestra
experiencia. Acudimos al médico, o al abogado o al experto correspondiente,
pero nada funciona. Sentimos que nos estamos hundiendo. ¡Y no sabemos qué hacer!
Los discípulos habían estado con Jesús hasta hacía apenas
unas horas, lo habían visto hacer muchos milagros, y allí estaban ahora, en
medio de aquella prueba, tratando de resolverla con sus propias fuerzas sin
acordarse que cerca de ellos estaba aquel que podría resolverles el problema. Dice
el pasaje de hoy que Jesús se acercó a ellos caminando sobre el mar y les dijo:
"¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!" En otras palabras,
"¡Anímense, no tengan miedo, soy yo, confíen en mí!" Y dice la Biblia
que cuando Jesús subió a la barca, el viento se calmó, y hubo paz.
En algún momento de nuestras vidas, tarde o temprano,
vamos a encontrar aflicción, el sufrimiento va a llegar a nosotros, una
tormenta emocional o espiritual se va a presentar. Pero en todos los casos hay
una respuesta, una actitud, sólo una: Confiar en el Señor, buscarle de corazón,
echarnos en sus brazos en medio del dolor y el sufrimiento, y de una manera
milagrosa e inexplicable él nos dará la paz que tanto necesitamos, esa paz que
"sobrepasa todo entendimiento", dice Filipenses 4:7.
Si hoy te encuentras en medio de una tormenta emocional o
espiritual, y has agotado todos los recursos, no sigas luchando; reconoce tu
incapacidad y permite que Jesús suba a tu barca. Tan pronto le des a él todo el
control, experimentarás esa preciosa paz que solamente el Señor te puede dar.
Sólo en él encontrarás la solución al problema.
ORACIÓN:
Bendito Dios, ¡ya no puedo luchar más! No tengo más
fuerzas, pero tu Palabra me dice que cuando parezca que toda esperanza se ha
perdido y que no hay solución posible, tú eres poderoso para cambiar las
circunstancias y traer la tan ansiada paz. Por favor entra en mi vida y toma tú
el control de mi situación. En el nombre de Jesús, Amén.
“Gracia y Paz”
Dios te Habla
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