¿Eres una persona
orgullosa y soberbia?
Proverbios 16:18
“Antes del quebrantamiento es la soberbia, y
antes de la caída la altivez de espíritu”.
En casi todo lugar donde vayamos nos encontraremos con
personas orgullosas, altivas y soberbias. Estas tres palabras se escriben diferentes
pero tienen un significado similar. Las personas que tienen esta conducta de
vida actúan como si fueran superiores a todos los demás y como si todo se lo
merecieran. Por regla general se consideran a sí mismos el centro de atención.
A simple vista estas personas pueden parecer grandes triunfadores, pero la
realidad es que son personas fracasadas y con un alto grado de frustración. Una
persona orgullosa y soberbia, generalmente expresa superioridad sobre los demás
y se exalta a sí misma con el fin de impresionar a quienes les escuchan. Pero,
como dice Jesús en Mateo 6:5 refiriéndose a los fariseos, “ya tienen su
recompensa”. Esto es, una satisfacción superficial y pasajera, nada más. Después
sufrirán las consecuencias de su orgullo, porque “cualquiera que se enaltece,
será humillado…” (Lucas 14:11a). La característica opuesta al orgullo y la
soberbia es la humildad. Y los
resultados de una y otra actitud son totalmente opuestos. Conforme a lo que nos
dice la Biblia, el que se humilla, el de corazón humilde, éste será enaltecido,
es decir será exaltado. Continúa Lucas 14:11b: “... y el que se humilla, será
enaltecido”.
El ejemplo máximo de humildad lo dio Jesús, “el cual,
siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí
mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses
2:6-8). Por eso “Dios le exaltó hasta lo sumo” (Filipenses 2:9). En el extremo
opuesto está Satanás, cuyo orgullo y soberbia al querer ser semejante a Dios,
lo llevó a su caída de los lugares celestiales. El profeta Isaías habla de este
evento en Isaías 14:13-15, y le dice al diablo: “Tú que decías en tu corazón:
Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono,
y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las
alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado
eres hasta el Seol, a los lados del abismo”. Ciertamente se cumplió lo que dice
el pasaje de hoy: “Antes de la caída la altivez de espíritu”.
La característica del cristiano debe ser la humildad de
espíritu si queremos imitar a Jesús y llegar a crecer espiritualmente hasta “la
medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13). Si deseamos
llegar a este estado espiritual en la vida, debemos aprender a despojarnos de
toda forma de soberbia, orgullo y altivez. Debemos pedir a Dios el
discernimiento espiritual que nos revele cuando estamos actuando con soberbia.
Muchas veces nos resulta difícil identificar en nosotros mismos una actitud de
este tipo, y más difícil aún reconocerla y confesarla. Pero es necesario
hacerlo. Es imprescindible humillarnos delante de Dios y de aquellos ante los
cuales hemos actuado con orgullo, si queremos profundizar en nuestra relación
con el Señor. El orgullo y la soberbia crean una barrera entre nosotros y Dios;
la humildad nos acerca a él. Este contraste lo expresa Proverbios 29:23 de la
siguiente manera: "El orgullo del hombre lo humillará, pero el de espíritu
humilde obtendrá honores".
Acércate hoy al trono de la gracia de Dios en oración.
Pide al Señor que te revele esa área en la que estás actuando con orgullo y
soberbia, y reconoce esta actitud como un verdadero pecado ante los ojos de
Dios. Renuncia a ella en el nombre de Jesús, y pídele al Señor que la presencia
de su Espíritu Santo coloque en su lugar un espíritu de humildad.
ORACION:
Padre Santo, escudriña lo profundo de mi corazón y quita
de mí toda altivez, soberbia y orgullo que sólo pueden conducir a la
destrucción. Ayúdame a caminar en humildad para agradarte a ti. En el nombre de
Jesús, Amén.
¡Gracia y Paz!
Dios te Habla
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