Lucas 9:60
“Jesús le dijo: deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y
anuncia el reino de Dios”.
¿Y TU, CÓMO PREDICAS EL REINO DE DIOS?
Jesús se estaba topado con un hombre que buscaba su beneplácito para
seguirle a todas partes (Lucas 9:57), pero antes quería ir y atender el sepelio
de su padre. Pero Jesús le contesta: “Deja que los muertos entierren a sus
muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios”.
Aquí Jesús pone una disyuntiva entre atender los asuntos temporales y
predicar el reino de Dios, y lo que Jesús resalta es la importancia de predicar
el reino de Dios por sobre todas las cosas que parecen importantes. Esto significa
también que la frase “seguir a Jesús” equivale a propagar el mensaje del reino
de Dios, ya que Jesús le dice al hombre que vaya y anuncie el evangelio del
reino por su cuenta. De esta forma el joven estaría siguiendo a Jesús en su
misión evangelizadora.
Aquí no termina la historia. En los versos siguientes, leemos: Entonces
también dijo otro: “Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de
los que están en mi casa. Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el
arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios” (Lucas 9:61,62). En esta
ocasión Jesús enseña que aquel que pospone la tarea de predicar el reino de
Dios por otros asuntos sin mucha importancia, no es apto para el reino de Dios.
Y eso es lo que desafortunadamente está ocurriendo hoy entre muchos cristianos.
La mayoría opta por posponer la predicación del mensaje por tareas que deberían
ocupar un segundo lugar.
Para Jesús, el mirar hacia adelante, hacia el supremo llamamiento, equivale
a mirar hacia el reino. Antes él había enseñado a sus discípulos: “Mas buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán
añadidas” (Mateo 6:33). Desafortunadamente existen muchos que dicen ser cristianos
que le dan más importancia al dinero y a lo material que a la predicación del
Evangelio; ellos no entienden la urgencia de predicar la Palabra o el mensaje del
reino venidero de Cristo (Mateo 24:14). El reino para esta clase de personas es
el reino del poder y las riquezas. Para ellos el reino escatológico es sólo
para los ancianos o jubilados, pero no para ellos que se sienten llenos de vida
y de ambiciones materiales.
Cabe definir que “El Reino” es sinónimo de las frases “El Evangelio”, “La Palabra ”, “La Gracia ”, “El consejo”.
Jesús quiere seguidores que lo prediquen a él y su reino, pues éste es el
único y verdadero mensaje de esperanza para el mundo convulsionado y
desesperado por justicia y paz.
Cuando la iglesia primitiva fue perseguida, los creyentes fueron esparcidos
por Judea y Samaria: “Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes
anunciando el evangelio. Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria,
les predicaba a Cristo. Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el
evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y
mujeres. Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había
recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan” (Hechos 8:4-5; 12,
14). En Hechos 20:24-25 leemos: “Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo
preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el
ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la
gracia de Dios. Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre
quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro”. Y en el
verso 27 se dice además: “Porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de
Dios”. Así pues, si nos guiamos por los versos anteriores, tenemos que:
a). Predicar el evangelio es predicar a Cristo.
b). Predicar a Cristo, es predicar el evangelio del reino de Dios y el
nombre de Jesucristo.
c). Predicar el Reino de Dios y el nombre de Jesucristo es predicar la
palabra.
Predicar la palabra es predicar la gracia de Dios, y predicar la gracia es
predicar el reino de Dios, y predicar el reino de Dios es predicar el consejo
de Dios.
Estamos llamados a predicar el reino de Dios y todo lo relacionado con
el nombre o persona de Jesucristo (Su
Ministerio; Su muerte, sepultura y resurrección al tercer día). Esto es lo que la Biblia llama “el evangelio”
o “el mensaje”, “la gracia”, y “el consejo” de Dios. Esto es lo que la iglesia
debiera estar predicando y no evangelios espurios, ni doctrinas de hechura
humana o diabólica. El reino de Dios es el centro de toda la predicación de
Jesús, y ése fue todo ministerio (Marcos 1:1, 4, 15; Hechos 1:3, 6-7).
“Gracia y Paz”
Editado por Carlos Martínez M.
Mario A Olcese.
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