La tentación no
tiene favoritismos de ninguna clase. De hecho, la tentación es común para todos:
niños, adolescentes, adultos, hombres o mujeres. La tentación no mira estatus
social, económico o espiritual. De manera que no te sorprendas cuando seas
tentado.
Es importante
señalar que la tentación no es pecado. Jesús fue tentado varias veces y no
significa que haya pecado. Mientras te corra sangre por las venas ten por
seguro que vas a ser tentado así que no te sientas culpable por eso.
El problema con
la tentación es que atrapa tu mente, imaginación, sentimientos, y voluntad. Una
vez que los atrapa; determinas que entablarás en ella. Es como si tu cuerpo te
dijera “hazlo”… Y por lo regular al
principio las consecuencias de la tentación no se manifiestan inmediatamente; y
llegas a creer que te has salido con la tuya. Comienzas ha engañarte con frases
como: “Ves, no me pasó nada”.
Empiezas a creer
que eres más inteligente que los demás, porque aparentemente no te pasó nada,
llegas a pensar que puedes empujar los límites un poquito más. Pero al final
terminarás destruyéndote; ¿Sabes por qué? Porque
el pecado siempre mata.
En Alaska las
personas tienen una forma muy peculiar de cazar lobos. Lo que hacen es tomar un
cuchillo de cacería sumergir la navaja en sangre y después la dejan congelarse.
Repiten este proceso varias veces hasta que crean una paleta/helado de sangre,
pero dentro de la paleta está la navaja del cuchillo. Entierran el mango del
cuchillo en el hielo. Y como la nariz del lobo es 10,000 veces más poderosa que
la del ser humano; desde kilómetros de lejos el lobo puede olfatear sangre
congelada. El lobo llega al cuchillo cubierto con sangre y comienza a lamerlo,
y la sangre congelada le sabe tan rica, sabrosa y es tan agradable que desea
más y más, y la primera vez que la navaja corta su lengua, apenas si se da
cuenta, pero el lobo continúa lamiendo y lamiendo hasta que comienza a tomarse
su propia sangre y muere desangrado.
El pecado es
así… comienza tan dulce, divertido y placentero, pero terminas una muerte física,
emocional o espiritual.
¿Entonces que
debemos hacer?, cada uno de nosotros nos conocemos muy bien, sabemos a que
cosas somos débiles, sabemos que cosas pueden provocar que caigamos o que cosas
hacen que seamos mas sensibles a acceder, por ello como dice la Palabra : “…ninguno se crea
mejor de lo que realmente es. Sean realistas al evaluarse a ustedes mismos,
háganlo según la medida de fe que Dios les haya dado” (Romanos 12:3 NTV).
A veces creemos
que esta vez seremos fuerte para no caer y jugamos con fuego, creyendo que “ya
lo superamos” o que “lo vamos a superar”, pero Dios no necesita que le
demuestres que puede superarlo enfrentándote a esa tentación, al contrario, su
Palabra nos motiva a huir de la tentación: “Huye de las malas pasiones de la
juventud, y esmérate en seguir la justicia, la fe, el amor y la paz, junto con
los que invocan al Señor con un corazón limpio” (2 Timoteo 2:22).
El pecado
siempre te llevará más lejos de donde quisieras ir, te costará más de lo que
estés dispuesto a pagar y de sus consecuencias te lamentaras por el resto de tu
vida.
“Gracia y Paz”
Edición: Carlos Martínez M.
Jorge Cota.
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