El discípulo de un hombre
muy sabio llegó un día a buscarlo y le dijo:
- Maestro, un amigo suyo
estuvo hablando mal de usted. Fíjese que dijo que…
- Espera, lo interrumpió
el sabio. ¿Ya hiciste pasar por las tres zarandas lo que vas a contarme?
- ¿Las tres zarandas?
-preguntó con cara de extrañeza el discípulo.
-Sí -respondió el sabio.
La primera zaranda es la de la verdad. Vamos a ver, ¿estás seguro que vas a
contarme una verdad?
-Bueno… lo oí comentar a
unos vecinos -dijo el discípulo.
- ¡Ah! entonces lo habrás
hecho pasar al menos por la segunda zaranda, la zaranda de la bondad. ¿Lo que
vas a decirme es bueno para alguien? ¿Es bueno para mí, es bueno para él?
- No, en realidad no
-respondió el discípulo- todo lo contrario.
- Veamos entonces,
vayamos a la tercera zaranda. La zaranda de la utilidad -dijo el sabio fijando
sus ojos en el discípulo. ¿Es necesario hacerme saber eso que quieres contarme?
- A decir verdad, no –
respondió un poco incómodo el discípulo.
- Pues entonces -dijo el
sabio sonriendo- si no es verdad, si tampoco es bueno y mucho menos útil…
- Para qué me lo vas a
contar!!!
1 Corintios 10:10
“Ni murmuréis, como
algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor”.
2 Corintios 12:20
“Pues me temo que cuando
llegue, no os halle tales como quiero, y yo sea hallado de vosotros cual no
queréis; que haya entre vosotros contiendas, envidias, iras, divisiones,
maledicencias, murmuraciones, soberbias, desórdenes”
Filipenses 2:14
“Haced todo sin
murmuraciones y contiendas…”
Santiago 4:11
“Hermanos, no murmuréis
los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura
de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la
ley, sino juez”.
“Gracia y Paz”
Palabras de Miel
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