Durante la
segunda guerra mundial un avión de la armada norteamericana se perdió, no sabía
como llegar a su base de operaciones, de repente vio en su radar señales de una
flota de aviones que estaban cerca de su posición, inmediatamente comenzó a
mandar señales de radio que fueron contestadas y se le ordenó a que se uniera a
la flota lo más rápido posible. El avión obedeció, pero al estar cerca de ellos
se dio cuenta de una desagradable sorpresa, eran aviones
enemigos que le habían puesto una trampa, fue tomado prisionero y llevado a un
campo de concentración.
Nosotros los
cristianos también tenemos enemigos que tratan de engañarnos de la misma forma,
nos ponen trampas y tentaciones para atraparnos, y muchas veces inocentemente,
como el piloto de la historia, caemos en sus artimañas.
Conozcamos a
estos enemigos espirituales, sus armas de ataque y el plan que Dios nos ha dado
para derrotarlos.
EL MUNDO
Estos tres
enemigos buscan que el pecado reine en nosotros y de esa manera la muerte
espiritual nos alcance (v.1), ese es su objetivo, arruinarnos espiritualmente.
El primero de
estos tres enemigos es el mundo. La palabra mundo puede significar el planeta
en que vivimos o la gente que habita el planeta, pero en la Biblia se usa mayormente
esta palabra para significar el sistema de pensamiento, la filosofía, la forma
de vida, los conceptos e ideas del hombre que luchan o están en contra de Dios.
El mundo es pues la sociedad humana que actúa opuesta al creador (Ejemplo: el
amor libre, el aborto, el materialismo, la homosexualidad como una opción de
vida, etc.)
El arma del
mundo es la corriente, ¿Qué es la corriente?, Es una fuerza que nos jala, nos
atrae hacia algo (como las corrientes marinas en la playa), el mundo usa esa
arma para atraparnos, crea modas atractivas, ideas convincentes, costumbres
divertidas que nos empujan poco a poco a lo malo, lejos de Dios y su verdad. El
mundo utiliza los medios de comunicación para bombardearnos con estas cosas.
Para vencer al mundo debemos de guardar nuestra distancia de todo aquello que
el mundo pregona y que está en contra de Dios (Santiago 4:4)
Cómo vencer al
mundo:
1) Tener una
firme personalidad para no seguir a la mayoría (Éxodo 23:2) y para no se
moldear a la mentalidad de este mundo (Romanos 12:2).
2) Tener de
hecho un encuentro con Dios (1 Juan 5:4).
3) Considerarse
totalmente muerto para el mundo y viceversa (Gálatas 6:14).
4) Congregarse
(Hebreos 10:25).
SATANÁS
El segundo
enemigo que tenemos es satanás y sus demonios. El pasaje dice que es un
príncipe, eso concuerda con Ezequiel 28:11-19 e Isaías 14:11-15 donde se
muestra a satanás como un ángel que se reveló y pecó, además él arrebató al
hombre en el huerto del Edén el principado sobre la tierra, por eso él se ha convertido
en el príncipe de este mundo (Juan 16:11) y su reino es un reino de muerte
(Hebreos 3:14). Pero es un príncipe espiritual caído, derrotado, humillado y
despojado por el poder de Jesús (Colosenses 2:15). Este ser actúa y habita en
el aire terráqueo, (ya no en el cielo pues ha sido arrojado de él), por eso le
es fácil influenciar negativamente a los hombres.
Es un espíritu y
posee poderes sobrenaturales que usa para destrucción, aunque sus poderes son
poca cosa ante el poder de Dios (1 Juan 4:4). El mundo actúa conforme a
satanás, él dirige el pensamiento del mundo pues está es su agencia.
El arma del
diablo es la desobediencia, él trata de llevarnos a actuar en contra de Dios
para de esa manera tener derechos sobre nosotros y así actuar en nosotros (Adán
y Eva tuvieron que desobedecer para que satanás actuara en ellos). Para vencer
al diablo debemos de vivir siempre sometidos a Dios, rendidos a su voluntad
(Santiago 4:7).
Como vencer a satanás:
1) Pasar por un proceso de liberación espiritual;
2) Entregarse a Cristo totalmente (Lucas 24:25; 1 Samuel 7:3; 1 Reyes
18:21);
3) Cerrar las “brechas” por donde satanás entra (Efesios 4:27);
4) Armarse de la Palabra
de Dios contra las dudas y sus asechanzas (Mateo 4:1-11; Santiago 4:7).
La carne en la Biblia no se refiere al
cuerpo físico sino a la inclinación interior que nos lleva hacia lo malo y que
afecta nuestras emociones, deseos, voluntad y pensamiento y nos vuelve esclavos
del pecado y por lo tanto nos pone bajo la ira y el castigo de Dios, pues Él no
puede tolerar el pecado.
El arma de la
carne es el deseo, por allí la carne comienza a actuar, luego afecta la mente y
la voluntad. Para derrotar la carne debemos evitar alimentar esos deseos
(Romanos 13:14) y debemos, con la ayuda de Jesús, desarrollar dominio propio.
Cómo vencer a la carne:
1) Una constante vida llena del Espíritu Santo (Gálatas 5:16; Efesios
5:18);
2) Mortificar a las obras de la carne (Romanos 8:13; 1 Corintios 9:27;
Gálatas 5:24; Colosenses 3:5);
3) Cortar todo alimento carnal (Romanos 13:14);
4) Abortar todo impulso de la carne (Génesis 4:7; Mateo 16:23; Santiago
1:13-15);
5) La práctica de oración y abstinencia (ayuno).
Estos son los
tres enemigos que tenemos y que debemos de enfrentar a diario y vencerlos con
las armas espirituales. Hemos visto algunos consejos para poder vencer a estos
enemigos, pero la principal arma para derrotarlos es el poder de Jesús, solo Él
puede darnos la victoria total, pero para tener su poder en nosotros, debemos
de estar rendidos a sus pies, totalmente entregados a su voluntad para que Él
nos haga más que vencedores.
“Gracia y Paz”
Palabra Viva
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