¿Hay algún pecado que te agobie,
que no te permita sentir la paz que solo el amor de Dios nos da? Clama como el
Salmista y pide a Dios que te perdone, que llene de Amor y de su Santo Espíritu.
El Rey David estaba arrepentido
de su pecado, pero el verdadero avivamiento, el verdadero y genuino amor, no
contaminado, le provocó reconocer su pobreza espiritual, su desesperada
necesidad del Amor Sobrenatural que perdona todos los pecados a través del Perfecto
Sacrificio de Jesús.
“Gracia y Paz”
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