Los esposos deben ser los mejores jardineros
de su amor,
deben aprender a cuidar su jardín cada día.
Dios nos llama
cada día a replantar, con entrega, sacrificio, perdón y comprensión; pero antes
se deben de arrancar de raíz las malas hierbas, para evitar la asfixia de la semilla
buena.
Debemos de cambiar
todas las plantas resecas y marchitas por las inclemencias del tiempo. Juntos debemos
sembrar un fuerte y bello jardín que resista tanto el exceso de lluvia, como de
sequía.
Evitemos toda
aspereza, palabras hirientes y sarcasmos. Fertilicemos y abonemos para crear un
jardín exitoso.
Trabajando siempre
junto a Dios, para no tener tantos problemas en tener el terreno adecuado y mantenerlo
hermoso.
La mejor
ubicación para cultivar, es en el corazón de nuestro ser amado, pues estará
protegido de los vientos extremos.
Recordemos:
"A MEDIDA QUE EL JARDÍN CRECE... CRECERÁN LOS JARDINEROS".
Algunos
jardineros disfrutan de cuidar el jardín, ese amor que los unió un día en
matrimonio y a cambio de ese amor y cuidado tienen un jardín hermoso.
Para muchos otros
esto es una pesadilla: cortar el césped, recortar los arbustos, arrancar malas
hierbas.
Se puede ser
jardinero siguiendo las instrucciones de los libros, pero el mejor y buen
jardinero… un jardinero excepcional… solo será bajo los pies y la dirección del
Señor.
“Gracia y Paz”
Edificando Matrimonios
conforme al propósito
de Dios.
Le invito a que visite la
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