Génesis 1:1
“…Creó Dios los cielos y la tierra”.
Hebreos 11:3.
“Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra
de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”.
Desde la primera página la Biblia afirma que Dios creó los cielos, la tierra
y todo lo que contiene. La ciencia nunca ha podido contradecir esta afirmación.
«Sobre el origen de la vida, no nos queda otro remedio que
reconocer que no sabemos nada». Esta declaración del científico Jean Rostand
sigue siendo válida hasta hoy.
Cada descubrimiento plantea más problemas de los que
resuelve. Las hipótesis de los científicos nos dejan en la duda. La Biblia dice claramente que
no somos el producto de la casualidad, sino de la divina y sabia voluntad.
La ciencia llega a conclusiones inciertas e inestables. El
biólogo Rémy Chauvain explica que la teoría de la evolución, tan valiosa para
Darwin, tuvo mucha aceptación porque era la única solución para sustituir la
idea de Dios, que molesta la conciencia de mucha gente. Junto con muchos otros
sabios de los más sobresalientes, físicos, biólogos, astrónomos, se pregunta:
–¿No habría un gran Ingeniero?
En un lenguaje sencillo, que puede ser comprendido por los
hombres de todos los tiempos, la
Escritura revela cuál es el origen del hombre y del universo.
Ella no nos ha engañado. En cambio, la ciencia evoluciona sin cesar, y las
teorías que ayer eran presentadas como certezas, poco a poco son abandonadas.
Volvamos, pues, al Libro de Dios para descubrir en él no
sólo nuestro origen, sino las promesas de Dios, quien quiere salvarnos.
“Gracia y Paz”
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