Santiago 1:5
“Y si alguno de vosotros tiene
falta de SABIDURÍA, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin
reproche, y le será dada”.
Cuentan que, en la Edad Media , un hombre
creyente fue injustamente acusado de asesinar a una mujer. En realidad, el
verdadero autor era una persona influyente y por eso buscaron a un “chivo
expiatorio” para encubrir al verdadero culpable.
El hombre fue llevado a juicio,
conociendo que tendría poca oportunidad de escapar al veredicto: ¡LA HORCA !
El Juez, también cómplice, cuidó
de que pareciera un juicio justo y le dijo al acusado:
- “Conociendo tu fama de hombre
devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Dios tu destino. Vamos a escribir
en dos papeles separados las palabras culpable e inocente. Tu escogerás uno de
ellos y será la mano de Dios la que decida tu destino”
Por supuesto, el juez corrupto
había preparado dos papeles con la misma leyenda: “CULPABLE” y la pobre víctima
se dio cuenta que era una trampa.
No había escapatoria.
El Juez conminó al hombre a tomar
uno de los papeles doblados.
El hombre inspiró profundamente,
quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados pensando, y
cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos y con una extraña
sonrisa, escogió y agarró uno de los papeles y, llevándolo a su boca, lo
engulló rápidamente.
Sorprendidos e indignados, los
presentes le reprocharon airadamente.
- “Pero… ¿qué hizo?… ¿Y ahora?…
¿Cómo vamos a saber el veredicto?”
- “Es muy sencillo” respondió el
acusado. “Es cuestión de leer el papel que queda y sabremos qué decía el que yo
escogí”
Con rezongos y disgustos mal
disimulados, tuvieron que liberar al acusado, y jamás volvieron a molestarlo.
En los momentos de crisis, sólo
la imaginación es más importante que el conocimiento. Y la aplicación del
versículo de hoy en el devenir de nuestra vida y el caminar día tras día nos
dejará buenos dividendos.
“Gracia y Paz”
Palabra de Miel
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