Colosenses 3:1-10
“Si, pues, habéis resucitado con
Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de
Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque
habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo,
vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con
él en gloria. Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación,
impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría;
cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, en
las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas.
Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia,
blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los
otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del
nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el
conocimiento pleno”.
Un piloto estaba volando por
encima del desierto de Arabia, cuando se dio cuenta que su avión necesitaba
combustible, por lo que aterrizó en un oasis en el cual había una estación de
servicio, y allí llenó el tanque de su avioneta. De nuevo despegó, y al poco
tiempo se encontraba volando sobre un área montañosa. Entonces escuchó un ruido
detrás de él como si alguien estuviera arañando y royendo algo. Parecía que un
animal se había introducido en el fuselaje del pequeño avión. El piloto se
alarmó mucho, pues sabia que si un animal se comía los alambres eléctricos
podía provocar un grave accidente. Pero era imposible aterrizar en aquel
terreno tan escarpado. Entonces se le ocurrió una idea. Puso el avión en
dirección de ascenso y aceleró al máximo, elevándose más y más hacia el cielo
hasta que cesaron los ruidos. Mas tarde, cuando aterrizó en un aeropuerto,
encontró una enorme rata del desierto que se había colado en el avión sin que
él se diera cuenta cuando se detuvo a echar combustible. No estando acostumbrada
a la altura del desierto, la rata no pudo sobrevivir cuando el avión se elevó a
una altura mucho mayor.
Lo mismo sucede en nuestra vida
espiritual. A medida que “nos elevamos” espiritualmente, y nos acercamos más a
Dios, nuestra naturaleza pecaminosa y los malos hábitos del pasado dejan de existir.
Los viejos patrones de vida no pueden sobrevivir en el nuevo nivel espiritual.
Por eso, en el pasaje de hoy, el apóstol Pablo exhorta a los cristianos de la
iglesia de Colosas a que busquen “las cosas de arriba, donde está Cristo
sentado a la diestra de Dios”. Y enfatiza en ello con una serie de
instrucciones dirigidas a revelar en ellos la vida de Cristo. Con ese fin les
dice: “Poned la mira en las cosas de arriba...”; “Haced morir, pues, lo
terrenal en vosotros...”; “Dejad también vosotros todas estas cosas: ira,
enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.”; “No mintáis
los unos a los otros...”
Ciertamente es nuestra
responsabilidad actuar como hizo aquel piloto para salvar su vida. En primer
lugar busquemos “las cosas de arriba”, fijando en ellas nuestra mirada, y
“acelerando al máximo”, elevando nuestro nivel espiritual cada día de nuestras
vidas. Quizás no siempre podamos lograrlo por nuestras propias fuerzas, pero si
somos constantes en esta búsqueda, el Espíritu Santo nos recordará todo lo que
Jesús dijo (Juan 14:26), y nos dará las fuerzas para llevarlas a la práctica
(Efesios 6:10). Entonces podremos decir como dijo Pablo: “Todo lo puedo en
Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).
Para ello es imprescindible vivir
una vida de comunión con Dios por medio de la oración y la lectura de la Palabra diariamente,
meditando en ella, y aplicándola en nuestro diario vivir.
ORACIÓN:
Bendito Padre celestial, te ruego
me des fuerzas y me capacites para actuar conforme a lo que me enseña tu
Palabra, haciendo morir lo terrenal en mí, y dejando todo aquello que no
glorifica tu nombre. Fortaléceme por medio de tu Espíritu, para que la imagen
de tu Hijo se vea reflejada en mi testimonio. En el nombre de Jesús, Amén.
“Gracia y Paz”
Dios te Habla
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