“Todo tiene su tiempo, y todo lo
que se quiere debajo del cielo tiene su hora” (Eclesiastés 3:1).
El noviazgo es una etapa en la
vida de los seres humanos, para unos feliz y dichosa, pero para otros llena de
altibajos, tormentosa y hasta funesta. Por lo tanto es bueno que podamos
proyectarnos hacia dónde nos puede conducir el noviazgo en sí.
Ciertamente las Escrituras no
legislan de forma específica lo relacionado con el noviazgo. Esto ha quedado en
manos de los novios, la familia y la Iglesia. Pero sí existen principios bíblicos por
los que podemos guiarnos, para que éste hermoso período sea de bendición en
nuestras vidas y no se convierta en un penoso recuerdo.
Creo que absolutamente nadie se
embarcaría en una relación de carácter sentimental a sabiendas de que va a
salir herido tanto emocional como físicamente, pero en realidad esto está ocurriendo
en un número cada vez más considerable de parejas de jóvenes que manifiestan
que se han comprometido en una relación de “noviazgo”. Consecuentemente, creo
que es necesario trazar las posibles consecuencias que un noviazgo podría
traer, entre ellas:
Besos,
caricias y manoseo: Se ha tomado como algo ya normal el que dos personas
que inician una relación de “novios” tengan expresiones de amor y el afecto que
dicen sentir el uno hacia el otro, con acciones como los besos, las caricias y
el manoseo que les conducirán invariablemente a la excitación sexual. Para muchas
personas esto es algo “normal”, pero para los creyentes en Jesús, es una
transgresión a lo dictaminado por Dios en su Palabra y por lo tanto considerado
como un pecado. La Biblia
en Colosenses 3:5 nos dice: “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros:
fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es
idolatría”. Este tipo de acciones deberían ser sólo y exclusivamente para
expresarse dentro de los límites de un matrimonio ya constituido.
Masturbación:
Desde pequeños se tiene la tendencia a tocarse los genitales, en parte por
exploración y en parte porque produce placer. En el “noviazgo”, en donde hay
besos, abrazos y caricias cada vez más subidas de tono, invariablemente
producirá una excitación sexual creciente y para muchos una forma de satisfacer
esa demanda de deseo sexual es la masturbación. La masturbación debe verse como
la auto-manipulación de los órganos genitales para producir un placer orgásmico
y puede llegar a ser un hábito arraigado, que encierra el inconveniente de la
dependencia psicológica que recorta la libertad de la persona. La masturbación
es un indicio de que el joven tiende a la depresión, tiene problemas familiares
o de ajuste social. Quien se masturba está atrayendo sobre sí mismo complejos
de culpabilidad; fomenta su egoísmo y se prepara físicamente como un fuerte
candidato de eyaculación precoz en la vida de casado.
Pérdida
de la virginidad y
el llegar a ser sexualmente activO: La atmósfera de erotismo que rodea
al noviazgo actualmente, los bombardeos gráfico-sexuales a través de los medios
de comunicación, los bailes mundanos modernos, los programas de televisión, las
películas sensuales y hasta pornográficas de Hollywood y muchas modas juveniles
que tienden a la exhibición del cuerpo que son impuestas por gente sin temor a
Dios, invitan constantemente a la pérdida de la virginidad y a ser sexualmente
activos. Resulta, para nuestro criterio, increíble que hoy en día prácticamente
se haya degradado la virginidad a planos en que se desprecia, se ridiculiza y
hasta se demerite a alguien que quiera llegar virgen al matrimonio.
Embarazo
en la adolescencia :
Los adolescentes por lo general enfrascados en un noviazgo sin límites ni
barreras, llegan a un punto en que no pueden controlar sus impulsos y acaban teniendo
relaciones sexuales (“haciendo el amor”) con la falsa esperanza (ignorancia) de
que a ellos no les va a pasar nada. Sin embargo, tienen una probabilidad de
embarazo más alta de lo que ellos piensan. Los problemas de este tipo de embarazo
son realmente serios: La embarazada ve su condición como una desgracia, una
maldición o peor, un castigo de Dios.
Acude al muchacho que por lo general oscila entre los 14 a 18 años, el cual no
quiere ni puede aceptar la responsabilidad de sus hechos. Ella le planteará el
problema a sus amigas, quienes le aconsejarán (al igual que su novio) que lo
aborte. Y por último se enterarán sus padres quienes en el mejor de los casos,
pensarán en un matrimonio obligado y en el peor de ellos, en la posibilidad del
aborto o en echar a la calle a esta “mala hija”, “prostituta”, “maldita” y demás términos por el
estilo. Si la joven decide tener el hijo, las dificultades serán muchas. No
podrá seguir sus estudios y en la mayoría de los casos se verá seriamente limitada
por unos ingresos muy escasos.
Enfermedades
de transmisión sexual: Los adolescentes que por lo común mantienen
relaciones sexuales, constituyen el grupo más vulnerable para adquirir todo
tipo de enfermedades transmitidas sexualmente, entre muchas: la clamidiasis, el
herpes genital, la sífilis, la gonorrea y el sida. La mejor manera de proceder
en relación con las ETS es la prevención. Los jóvenes y adolescentes de ambos
sexos deben conocer los peligros de las ETS y ser apercibidos del alto riesgo
de infección a través de la actividad sexual fuera de los cauces del vínculo
sagrado del matrimonio. Es necesario recalcar que los preservativos, si bien
disminuyen el riesgo de contraer enfermedades, conllevan cierto margen de
error. La única forma ciento por ciento segura para evitar el contagio es la abstinencia sexual (antes de casarse) y la
fidelidad (al estar casado).
El
matrimonio: Se hace necesario apuntar que un “noviazgo” bien establecido
nos llevará al matrimonio en el que la visión de la sexualidad lejos de ser
algo de naturaleza sucia e inferior, tiene su origen en nuestro Creador y es
algo hermoso y trascendente, que puede ser una bendición para la constitución
de hogares bien fundamentados y estables donde el milagro de la transmisión de
la vida colme los legítimos deseos de gozo que todos los seres humanos tenemos.
Dejo a continuación algunos consejos
para los adolescentes y jóvenes que están atravesando esta etapa tan crucial en
sus vidas y que quieren agradar a Dios:
Deben, en lugar de buscar lazos
sentimentales y emocionales, disfrutar de buenos amigos, de sana actitud, de trato
agradable y respetuoso, que no sean mal intencionados ni morbosos.
Participen de actividades de
grupo: recreativas, deportivas, sociales, de entretenimiento. Gocen su juventud
de una manera sana, verán que en esa convivencia encontrarán afecto sin
necesidad de comprometer sus sentimientos peligrosamente en un noviazgo
infructífero.
Prepárense para la vida. Este punto
es de suma importancia, por que de ello dependerá todo su futuro, ya que lo
oportuno y vital en sus primeros años de juventud es prepararse: capacítense,
estudien, gradúense, trabajen, construyan el futuro nido de amor. Todo es a su
debido tiempo.
No se apresuren a caer en una
relación comprometedora, nunca se van a quedar solos. Hombres y mujeres siempre
habrán para elegir el mas conveniente y en el momento oportuno; sobre todo, el
que Dios les tenga destinado. Así que busca a tu novio o novia dentro de la
iglesia, que comparta tu fe, y desea siempre que sea más espiritual que tu.
Por último yo le digo a todo
joven y señorita: Cuídense de las relaciones sexuales fuera del matrimonio. Esto
marcaría sus vidas para siempre. Jamás volverían a ser los mismos. Un enorme
sentido de culpabilidad, indignación, repulsión, suciedad y carga vendría sobre
ustedes de saber que le han fallado a Dios y a sus padres. Recuerden que el
pecado siempre trae consecuencias, pero hacer la voluntad de Dios trae bendición
sobre nosotros. Amén.
“Honroso sea en todos el
MATRIMONIO, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros
los juzgará Dios” (Hebreos 13:4).
“Mas buscad primeramente el reino
de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).
“Y todo lo que hacéis, sea de
palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús….” (Colosenses
3:17)
“Huye también de las pasiones
juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón
limpio invocan al Señor” (2 Timoteo 2:22).
“No os unáis en yugo desigual con
los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia?
¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial?
¿O qué parte el creyente con el incrédulo?” (2 Corintios 6:14-15).
“Gracia y Paz”
Noviazgo y Matrimonio
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