Proverbios 14:1
“La mujer sabia edifica su casa;
mas la necia con sus manos la derriba”.
Ya en otro artículo describimos a
la mujer virtuosa que dedica su vida al servicio del Señor Jesucristo y a su
esposo; lo que ahora nos interesa es conocer algunos ejemplos de lo que hacen
las mujeres necias, que con sus acciones destruyen su hogar.
La mujer necia es aquella que
rechaza la sabiduría y resiste la disciplina, que se niega a reconocer lo
verdaderamente bueno y hace caso omiso de la voluntad de Dios.
1.
La mujer sensual
y la adúltera
“Con sus palabras persuasivas lo
atrae, lo seduce con sus labios lisonjeros” Proverbios 7:21
El libro de Proverbios nos
describe a la mujer sensual y adúltera:
·
Halaga con palabras suaves e insinuantes -
Proverbios 2:16, 5:3, 7:5, 6:24, 22:14
·
Su vida es Inestable, no cuida bien su hogar-
Proverbios 5:6
·
Es ambiciosa y busca su propio placer -
Proverbios 5:10, 6:26
·
Genera conflictos a su alrededor -
Proverbios 5:11, 6:28
·
Su belleza es superficial, muy perfumada y
maquillada – Proverbios 7:10, 7.17
·
Seductora en su vestir y hablar- Proverbios
6:25, 7:10, 7:21
·
Va a lugares escondidos, oculta su maldad -
Proverbios 7:9
·
No le gusta estar en su casa - Proverbios 7:11,
7:12
·
Es atrevida, no tiene vergüenza, ni pasa
desapercibida - Proverbios 7:13, 7:19
·
Persuasiva, usa artimañas para atrapar –
Proverbios 7:15, 7:18
·
Actúa para llamar la atención - Proverbios 7:21
·
Sin escrúpulos, es mala, no tiene temor de Dios
- Proverbios 6:24,7:19,7:20,9:17, 30:20
·
Es alborotada y bullosa, llama la atención de
otros - Proverbios 9:13
También se junta con extraños, es
excéntrica, frívola, no conoce la vergüenza, empequeñece sus pecados, va a
donde la invitan, no sabe hacer lo recto, induce a las personas que no tienen
principios fuertes y los arrastra a su locura.
2.
Vanidosa:
“Como zarcillo de oro en el
hocico de un cerdo es la mujer hermosa y apartada de razón” Proverbios 11:22
Por un lado, en los tiempos
bíblicos las mujeres llevaban un anillo en la nariz como una joya o adorno.
Proverbios compara con un cerdo adornado a la mujer bella pero con poco
razonamiento o cerebro, indiscreta, carente de buen criterio, falta de juicio
en la conducta y modo de hablar y vestir. Así como una joya preciosa está fuera
de orden en un cerdo, también la belleza física sin discernimiento está fuera
de orden en una mujer.
Por otro lado, la mayoría de las
mujeres vanidosas exhiben exageradamente su belleza, no tienen discreción ni
modestia. Son totalmente dedicadas y vigilantes de lo externo, destinan su
tiempo, dinero y esfuerzo al cuidado su propio cuerpo, en productos y
tratamientos de belleza, gastan en vestidos y lujos, en cirugías, arriesgan
todo por verse bellas. Su presupuesto de gastos muchas veces está en saldo
rojo, pues no les alcanza con lo que tienen. Su tema de conversación es la
moda, la belleza y lo nuevo de diseñadores y tiendas costosas. Son mujeres que
no entienden cual es la verdadera belleza:
“Y que vuestro adorno no sea
externo: peinados ostentosos, joyas de oro o vestidos lujosos, sino que sea el
yo interno, con el adorno incorruptible de un espíritu tierno y sereno, lo cual
es precioso delante de Dios” (1 Pedro 3:3,4).
La belleza física en una mujer
piadosa, que se preocupa primero por crecer en santidad, será una deleite para
su esposo y para Dios; más la belleza física en una mujer necia, sólo
despertará bajas y efímeras pasiones, pues pensará que el amor de su esposo, y
el de los demás, depende de su belleza.
3.
Iracunda:
·
“Mejor es vivir en un rincón del terrado, que
con mujer rencillosa en casa espaciosa”. Proverbios 21:9
·
“Mejor es morar en tierra desierta Que con la
mujer rencillosa e iracunda”. Proverbios 21:9
·
“Gotera continua en día de lluvia y mujer
rencillosa, son semejantes; el que trata de contenerla refrena al viento, y
recoge aceite con su mano derecha”. Proverbios 27:15-16
Es difícil vivir con la mujer
enojada y airada, según lo describe el libro de Proverbios, el cual plantea que
es mejor “vivir en un pequeño rincón o aun en el riguroso desierto”. Esta mujer
siempre está buscando pleitos, haciendo demandas y armando controversias que
generan rencor. Es tan difícil aguantarla “…como frenar el viento” o “…recoger
aceite en la mano”.
Además es una mujer orgullosa,
que cree tener siempre la razón, y exige sus derechos aun pasando por encima
del prójimo. Lleva a la discordia, trastorna a otros y los mueve para que hagan
remolino con ella. Es impulsiva, no tiene paciencia ni es prudente.
Asimismo, en su casa huyen de sus
palabras hirientes, la apartan para no ser el objeto de sus críticas, su esposo
evita comunicarse bien con ella para no ser el blanco de su mal temperamento,
es autoritaria y quiere que todos hagan lo que ella ordena.
“He aquí que el temor del Señor
es la sabiduría, y el apartarse del mal, la inteligencia” (Job 28:28).
Hay un elemento común en estas
descripciones de las mujeres necias y es que todas ellas buscan su propia
satisfacción y alimentan su orgullo, lo cual, infortunadamente, es una
característica inseparable del corazón humano, y por eso nadie se escapa de
tener algo de estas mujeres.
La conducta de la mujer ha estado
influenciada durante siglos por lo que la cultura y el mundo dicen acerca de
cómo debe ser. El movimiento feminista actual no ha ayudado mucho a conformar
la mujer verdadera, pues al exigir sus derechos ha distorsionado la moralidad y
la conducta de ella misma, de la familia y de la sociedad, trayéndole
desamparo, insatisfacción, culpa y cargas difíciles de llevar.
¿Cuál es la salida? ¿Cómo debe cambiar
el carácter y continuar creciendo en ser mujeres virtuosas?
“Porque Jehová da la sabiduría, y
de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. El provee de sana sabiduría
a los rectos; es escudo a los que caminan rectamente” (Proverbios 2:6-7).
La sabiduría humana es de corto
alcance en cuanto a lo espiritual, ya que no tiene el poder de discernir y de
contrarrestar la maldad del corazón. Es por eso que se necesita la sabiduría
divina, perfecta e infinita, para guiarnos a la virtud que es, todo aquello que
procura la excelencia espiritual y el agrado de nuestro Creador. Sólo pidiendo
que la Gracia
y la Santidad
de nuestro Dios nos muestre nuestra maldad, para arrepentirnos y alejarnos de
todo tipo de necedad y ser perdonados en el amor de Cristo. Solo así el
Espíritu Santo puede transformarnos para que construyamos hogares que
glorifiquen a Dios y sirvan de ejemplo a otros, procurando extender su reino y
ser más semejantes a Él.
Reflexión:
Es triste que la dulzura,
exquisitez y delicadeza de la mujer hayan sido opacadas por la creciente ola
del feminismo, afligiendo a la mayoría de ellas al adoptar conceptos
equivocados de sí mismas.
¡Que Dios nos ayude como padres a
cultivar en nuestras hijas las virtudes que nos enseña en Su Palabra para que
su Nombre sea glorificado!
¡Qué Dios dirija a los
predicadores a enseñar el verdadero carácter de la mujer creyente!
¡Que el Señor nos muestre su
Gracia transformando a muchas mujeres en virtuosas!
“Gracia y Paz”
Noviazgo y Matrimonio
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