miércoles, 13 de marzo de 2013

¿SALVO SIEMPRE SALVO?



Uno de los temas más polémicos en el cristianismo, es el tema de la salvación. Unos afirman vehementemente que la salvación no se pierde, su posición es siempre esa: “salvo siempre salvo”. Otra posición dice que la salvación es susceptible de perderse. ¿Quiénes tienen la razón?

Desde el Antiguo Testamento se establece que la salvación esta condicionada por la obediencia. Esto creyeron los primeros cristianos conforme a la Biblia:

Ezequiel 18:20-32
“El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él. Mas el impío, si se apartare de todos sus pecados que hizo, y guardare todos mis estatutos e hiciere según el derecho y la justicia, de cierto vivirá; no morirá. Todas las transgresiones que cometió, no le serán recordadas; en su justicia que hizo vivirá. ¿Quiero yo la muerte del impío? dice Jehová el Señor. ¿No vivirá, si se apartare de sus caminos? Mas si el justo se apartare de su justicia y cometiere maldad, e hiciere conforme a todas las abominaciones que el impío hizo, ¿vivirá él? Ninguna de las justicias que hizo le serán tenidas en cuenta; por su rebelión con que prevaricó, y por el pecado que cometió, por ello morirá. Y si dijereis: No es recto el camino del Señor; oíd ahora, casa de Israel: ¿No es recto mi camino? ¿no son vuestros caminos torcidos? Apartándose el justo de su justicia, y haciendo iniquidad, él morirá por ello; por la iniquidad que hizo, morirá. Y apartándose el impío de su impiedad que hizo, y haciendo según el derecho y la justicia, hará vivir su alma. Porque miró y se apartó de todas sus transgresiones que había cometido, de cierto vivirá; no morirá. Si aún dijere la casa de Israel: No es recto el camino del Señor; ¿no son rectos mis caminos, casa de Israel? Ciertamente, vuestros caminos no son rectos. Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor. Convertíos, y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad causa de ruina. Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel? Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis”.

Ezequiel 33:12-19
“Y tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no lo librará el día que se rebelare; y la impiedad del impío no le será estorbo el día que se volviere de su impiedad; y el justo no podrá vivir por su justicia el día que pecare. Cuando yo dijere al justo: De cierto vivirás, y él confiado en su justicia hiciere iniquidad, todas sus justicias no serán recordadas, sino que morirá por su iniquidad que hizo. Y cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; si él se convirtiere de su pecado, e hiciere según el derecho y la justicia, si el impío restituyere la prenda, devolviere lo que hubiere robado, y caminare en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá. No se le recordará ninguno de sus pecados que había cometido; hizo según el derecho y la justicia; vivirá ciertamente. Luego dirán los hijos de tu pueblo: No es recto el camino del Señor; el camino de ellos es el que no es recto. Cuando el justo se apartare de su justicia, e hiciere iniquidad, morirá por ello. Y cuando el impío se apartare de su impiedad, e hiciere según el derecho y la justicia, vivirá por ello”.

En el Nuevo Testamento No hay ni una sola palabra de Jesús que afirme que la Salvación una vez recibida nunca se pierde, todo lo contrario. No hay una sola cita en los Padres de la Iglesia de los primeros trescientos años del Cristianismo que nos hable de esta doctrina de “salvo siempre salvo”. Esta Doctrina se conoció hasta mediados de los años 1980. No existe ningún Concilio que halla hablado al respecto. 

En Teología hay un axioma que dice “si en teología hay algo nuevo, lo mas probable es que no sea cierto”. El Espíritu Santo que fue prometido para “introducir a la Iglesia a la verdad” no hubiera callado dos mil años una doctrina esencial a al Salvación. Con esta Doctrina surgida al albor de los últimos tiempos tenemos que aplicarle las palabras de Jesús en Mateo 24:11-13: “Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo”.

Nos llama la atención en ese aspecto que el mismo Jesús, hablando con sus discípulos, quienes le fueron entregados por el mismo padre, para que fueran los futuros lideres de la nación de Israel, el mismo les advierte: “Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo” (Mateo 10:22). Nótese que aquí el mismo Jesús les pone esa condición a sus propios apóstoles: “el que persevere hasta el fin, éste será salvo”, ¿Qué pasa si alguno de ellos no persevera?

Tenemos otro personaje, enviado por Jesús, quien también pregonaba la salvación, Pablo: “Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (1 Corintios 9:26-27). El mismo Pablo no da por sentado que esta salvo.

El mismo Apóstol Pablo, a los Filipenses les escribió, con respecto a la salvación: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:12-14).

Igual como bien dijo Pablo en 1 Corintios 15:1-2: “Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano”. Esa es la Sana Doctrina, creer el Evangelio de la forma que le fue entregado a los Apóstoles, de lo contrario “se habrá creído en vano”.

Lo mismo ocurre en lo que dice la carta a los Hebreos: “¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?...” (Hebreos 2:3), es decir, si descuidamos una salvación tan grande hay peligro de perderla.

Hebreos 6:4-8
“Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio. Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios; pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada”.

2 Pedro 2:20-22
“Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno”.

En el libro de los Hechos se narra la historia de una pareja: “Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles. Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron. Y levantándose los jóvenes, lo envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron. Pasado un lapso como de tres horas, sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que había acontecido. Entonces Pedro le dijo: Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto. Y Pedro le dijo: ¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti. Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró; y cuando entraron los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su marido. Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas” (Hechos 5:1-11).

Ananías y Safira, su mujer, eran seguidores de Jesús, eran salvos, pero mintieron al espíritu Santo y fueron muertos. ¿Si no le hubieran mentido al Espíritu Santo, habrían muerto?

En Mateo 25:1-13, tenemos otra historia: “Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco”.

¿las vírgenes imprudentes, que se quedaron fuera, se salvaron? Si se “cerro la puerta” es porque no se salvaron.

¿Podrá alguien decir de esas cinco vírgenes que fueron salvas, cuando el mismo Jesús les dice que no las conoce? Estuvieron dentro de las diez, pero que fueron insensatas, perdieron su salvación.

En la Parábola del Sembrador (Mateo 13:1-23) Jesús dice que la Semilla se sembró y la Planta nació, o sea que dio frutos de vida y que después se murió por diversos motivos. Si Dios es el sembrador y la semilla es su Palabra, al crecer la planta con la semilla de la Palabra, quiere decir que ésta tomo vida. Esta vida es la salvación.

La Doctrina de Jesús, consistente en revelar “lo que oyó a su Padre” es bien clara y en ningún lugar indica que la Salvación es definitiva, mas bien les deja saber que esta depende de sus actos.

Mateo 6:14-15
“Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”.

Mateo 7:1-2
“No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido”.

En Mateo 10:28 el Señor es contundente: “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno”.

Luego entonces, ¿hay algo que puede matar el alma del creyente? La muerte del alma es la perdida de la Salvación.

Como ya vimos, en Mateo 25:1-13 Jesús habla de las Vírgenes necias y las prudentes, todas estaban juntas esperando al novio, sin embargo en la espera a las necias se les acabo el aceite y se quedaron fuera del Banquete de Bodas. Esa es una comparación perfecta para el creyente que espera su Redención y la pierde por no cultivar el espíritu.

Esto también se explica en Juan 15:1-2 donde Jesús dice: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará…” Vemos claramente que estas ramas están en Cristo, están en la Gracia de la salvación, pero como no dan frutos pierden su salvación.

Veamos Romanos 11:22-23: “Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado...” Un ejemplo claro de que podemos ser cortados del Reino. Si fuéramos “siempre salvos” esto no seria posible.

En Gálatas 5:4 dice: “De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído”. Pablo le esta hablando a Cristianos y les dice que el creyente se puede apartar de la gracia. Si fuéramos “siempre salvos” NADIE nos apartaría de la Gracia.

En Juan 5:28-29 Jesús habla de quienes se salvaran: “…porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación”.

“Los que obraron el bien saldrán para Salvación” El  obrar el bien es un proceso de toda la vida, por lo que no se puede obtener una salvación instantánea. La Redención fue merecida para todos, la salvación es un proceso. El mismo Pablo habla de la Salvación que se pierde, veamos en Romanos 2:12-16: “Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados; porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio”. Aquí vemos claramente como Pablo dice que si los Gentiles no conocen a Jesús y guardan la Ley Natural, se salvan. ¿Como se va a salvar alguien sin Fe según la doctrina “salvo siempre salvo”?

En Mateo 25:31-46 es la única vez que Jesús habla del Juicio final y definitivamente la gran pregunta es: si somos siempre salvos, para que juicio? En un juicio donde se decide la condena o la absolución, si somos absueltos no necesitamos juicio. Hay una teoría que maneja este grupo de “salvo siempre salvo” que dice que este juicio no es para la Iglesia, sino para los paganos. No hay ningún indicio evangélico para  esto, ya que es un juicio a la creación entera, a todas las Naciones, razas y credos (Mateo 25:32).

Mateo 7:22-23
“Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”.

Será muy curioso que muchos, en el día del arrebatamiento, le reclamen al Señor ¿Por qué se quedaron?, ¿Por qué los dejo?, si ellos eran cristianos y el Señor les dirá: “Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”. Con estas tres frases que dice el Señor, los que se creen “salvos siempre salvos”, ¿Cómo pueden creer y asegurar que la salvación no se pierde?

Pablo nos da la clave de la inutilidad de esta Doctrina en Filipenses 2:12: “Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor”

La salvación es susceptible de perderse, “No todo el que me diga Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”, “Muchos lo procurarán, pero pocos lo lograrán”, dijo Jesús.

“salvo siempre salvo” es una falacia y una trampa del diablo para que los cristianos no cuiden su salvación y den rienda suelta al libertinaje.

Hermanos… no se dejen confundir con Doctrinas surgidas para entretener al creyente con “novelerías” y apartarlo de Cristo con una falsa seguridad, esa es una más de las estrategias de la Nueva Era disfrazada de “cristianismo”, la cual pretende apartar al creyente del poder de Cristo y darle la falsa seguridad de que el hombre tiene control de su vida. La única salvación que no se pierde es la vida eterna. Cuando nos encontremos con Jesús en el Reino, ahí si seremos siempre salvos, mientras caminas en la vida “Cuida tu salvación con temor y temblor”.


“Gracia y Paz”
Aprendiendo la Sana Doctrina

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