2 Corintios 1:3-6
“Bendito sea el Dios y Padre de
nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el
cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también
nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la
consolación con que nosotros somos consolados por Dios. Porque de la manera que
abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo
Cristo nuestra consolación. Pero si somos atribulados, es para vuestra
consolación y salvación; o si somos consolados, es para vuestra consolación y
salvación, la cual se opera en el sufrir las mismas aflicciones que nosotros
también padecemos”.
Al Señor nunca se le toma por
sorpresa. Él sabe por todo lo que estamos pasando y está dirigiendo todas
nuestras circunstancias tanto para nuestro bien como para su gloria, conforme a
su buena voluntad.
Uno de los propósitos de las
dificultades es limpiarnos. Por nuestra naturaleza “carnal”, y el mundo
egocéntrico en que vivimos, es fácil desarrollar actitudes centradas en uno
mismo, prioridades confusas y costumbres impías. Por tanto, las presiones que
nos sobrevienen en situaciones tormentosas tienen el propósito de llevarnos al
arrepentimiento. Nuestras pruebas no son para hundirnos, sino más bien para
purificarnos y llevarnos de vuelta a la senda del temor a Dios.
Otra razón para la adversidad es
enseñarnos cómo consolar a otros. La obra de Dios en nuestras vidas no es
solamente para nosotros. Está diseñada para que alcancemos a un mundo que no
conoce al Señor. Él usa las presiones que enfrentamos para prepararnos en
cuanto al servicio a los demás. Cuando padecemos sufrimientos, descubrimos la
suficiencia de Dios, su presencia consoladora y su provisión de fortaleza para
ayudarnos a soportar. Nuestro testimonio durante los tiempos de dificultad será
auténtico; aquellos a quienes ministramos reconocerán que conocemos y
comprendemos su dolor.
Reflexionar en el propósito
divino que hay detrás de nuestras dificultades, puede ayudarnos a responder a
ellas de una manera que honre a Dios. Las lecciones del Señor normalmente se
ponen en claro gradualmente, pero Él estará caminando al lado suyo a lo largo
de todo el camino.
“Gracia y Paz”
Meditación Diaria
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