Amante Padre celestial, te doy
gracias por el poder de tu palabra no sólo en la vida espiritual de mis
hermanos y la mía, sino también en nuestra salud física y mental. Te ruego que nos
ayudes a buscar cada día más nuestra sanidad interior por medio de una íntima
comunión contigo, para así poder disfrutar también de una buena salud en nuestro
cuerpo y en nuestra mente. Bendícelos ricamente en todas las áreas de su vida y
a sus familias, y a los enfermos que se encuentran entre ellos. Te lo pido en
el nombre de Jesús, Amén.
“Gracia y Paz”
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