2 Corintios 10:4-5
“Las armas de nuestra milicia no
son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,
derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de
Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”.
Desde la Antigüedad el hombre ha
construido fortalezas. En épocas pasadas construía lugares fortificados para
refugiarse en caso de ataque, o también para meter a los presos. Hoy en día
todavía se construyen fortalezas, pero subterráneas. Son los llamados búnkers.
El versículo de hoy habla de
fortalezas que no están hechas de piedra, sin embargo son muy reales.
Simplemente nos volvemos prisioneros de formas de razonar, de esquemas. So
pretexto de la liberación, de la emancipación, de la independencia, la mente
humana integra rápidamente a su vida esos pensamientos innovadores, atractivos,
pero que están en completa contradicción con los pensamientos de Dios. Ahí
comienza nuestra esclavitud, y la
Biblia dice que el que no conoce los pensamientos de Dios
permanece en las tinieblas.
No obstante, Dios desea sacarnos
de esa cárcel. Si creemos en Jesús, Dios nos da una nueva vida y nuevos
objetivos. Su Espíritu nos renueva y poco a poco nos libera de nuestras falsas
ideas o pensamientos incrédulos. Permanezcamos humildes y atentos a lo que Dios
nos dice en la
Biblia. Dejémonos alcanzar y examinar por su Espíritu, pues
siempre corremos el riesgo de adaptar el mensaje bíblico a nuestros
pensamientos personales. Aprendamos más y más a fundar nuestra vida en la
voluntad de Dios, para nuestra felicidad y para Su gloria.
“Gracia y Paz”
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