Isaías 53:6
“Todos nosotros nos descarriamos
como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas el Señor cargó en él el
pecado de todos nosotros”.
Salmo 41:3.
“El Señor lo sustentará sobre el
lecho del dolor; mullirás toda su cama en su enfermedad”.
Salmo 57:2
“Clamaré al Dios Altísimo, al Dios
que me favorece”.
(Testimonio de un creyente de
Suramérica) «Aunque estaba recién casado, solía salir de fiesta con mis amigos
por las noches. Cierto día, después de una noche de mucha diversión, totalmente
borracho, tomé la vía férrea para regresar a casa… En semejante estado de
embriaguez, tropecé, caí y me quedé dormido ahí, entre los rieles. El tren me
pasó por encima, pero mi vida fue milagrosamente protegida. Sin embargo, una
lesión en la columna vertebral me impidió volver a utilizar mis piernas.
Después de largos meses de hospitalización, mi esposa me curó en casa con mucha
abnegación.
Una mañana, mientras reflexionaba
sobre el sentido de mi vida, la gracia de Dios ofrecida a todos los hombres era
presentada en la radio, en una emisión cristiana. Este llamado me quebrantó.
Lloré por mis pecados; el Señor Jesús se reveló a mí como mi Salvador y me dio
la vida eterna. Carlos».
Hoy este creyente vive feliz en
su hogar. Junto con su esposa y su hija, encuentra su gozo y su fuerza en la
lectura de la Biblia
y la oración. Aprendió varios idiomas y estableció contactos con creyentes de
distintos países. A pesar de su discapacidad, consagra su tiempo al servicio
del Señor.
“Gracia y Paz”
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