Proverbios 2:1-11
“Hijo mío, si recibieres mis
palabras, Y mis mandamientos guardares dentro de ti, Haciendo estar atento tu
oído a la sabiduría; Si inclinares tu corazón a la prudencia, Si clamares a la
inteligencia, Y a la prudencia dieres tu voz; Si como a la plata la buscares, Y
la escudriñares como a tesoros, Entonces entenderás el temor de Jehová, Y
hallarás el conocimiento de Dios. Porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca
viene el conocimiento y la inteligencia. El provee de sana sabiduría a los
rectos; Es escudo a los que caminan rectamente. Es el que guarda las veredas
del juicio, Y preserva el camino de sus santos. Entonces entenderás justicia,
juicio Y equidad, y todo buen camino. Cuando la sabiduría entrare en tu
corazón, Y la ciencia fuere grata a tu alma, La discreción te guardará; Te
preservará la inteligencia”.
Si usted hiciera una lista de las
cosas que más quiere en la vida, ¿sería un espíritu de discernimiento una de
ellas? El Señor da un gran valor a este atributo, y quiere que todos lo
tengamos. Si no lo tenemos, tomaremos decisiones equivocadas. El discernimiento
es la capacidad de hacer buenos razonamientos al darse cuenta de lo que no es
obvio con facilidad. Por ejemplo, ¿puede usted señalar la diferencia entre el
legalismo y la libertad? Dios nos llama a vivir de acuerdo con nuestras
convicciones personales, pero no todas ellas son mandatos morales para todos
los creyentes. Debemos ser capaces de reconocer la diferencia que hay entre
ambos.
El discernimiento es necesario
para distinguir lo bueno de lo mejor. Dios tiene el plan perfecto para cada uno
de nosotros; sin embargo, hay una multitud de opciones buenas frente a
nosotros. Por ejemplo, suponga que le han ofrecido dos empleos. Ambos parecen
prometedores, pero solo uno de ellos es lo mejor que Dios tiene para usted.
Es obvio, considerando estos dos
ejemplos, que nuestra gran necesidad en cuanto a discernimiento implica ser
capaces de comprender lo que Dios nos está diciendo. Cuando usted enfrente una
decisión, ¿cómo sabe si Dios le está hablando, o simplemente está escuchando
sus propios deseos o razonamientos?
El tiempo para desarrollar
discernimiento es ahora mismo. No espere hasta que tenga que tomar una decisión
crítica. Comience hoy a llenar su mente con la Palabra de Dios. Pase
tiempo con el Señor en compañerismo íntimo. Cuando más lo conozca, mejor podrá
discernir su voz.
“Gracia y Paz”
Meditación Diaria
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