Mateo 6:11
“El pan nuestro de cada día,
dánoslo hoy”.
En 1924, un chico llamado Johnny,
al que le encantaba jugar al baloncesto, terminó la escuela primaria en una
pequeña escuela rural. Su padre, rico en amor, pero con poco dinero para
hacerle un regalo en su graduación, le dio una tarjeta donde había escrito su
credo personal de siete puntos y lo alentó a empezar a cumplirlo diariamente.
Tres de esos puntos decían: Bebe profundamente de libros buenos; en especial,
de la Biblia. Haz
de cada día tu obra maestra. Ora pidiendo dirección y da gracias diariamente
por tus bendiciones.
En lo que solemos llamar «el
Padre nuestro» (Mateo 6:9-13), Jesús nos enseñó a acercarnos a nuestro Padre
celestial todos los días. No es algo que se dice una vez y se terminó. Al orar,
alabamos a Dios (v. 9), buscamos su reino y su voluntad (v. 10), confiamos en
su provisión (v. 11) y le pedimos su perdón, poder y liberación (vv. 12-13).
En el transcurso de su vida,
Johnny buscó la fortaleza del Señor para vivir cada día para Él. En tres
ocasiones, la Universidad
de Purdue, lo premió por ser el mejor jugador de básquet universitario
estadounidense, y fue uno de los entrenadores más destacados de todos los
tiempos. Cuando el entrenador John Wooden murió a los 99 años, lo honraron
fundamentalmente por su carácter, su fe y su influencia sobre una gran cantidad
de personas.
Por la gracia de Dios, que todos
convirtamos cada día en nuestra obra maestra para Él.
La
consagración a Cristo es un llamado diario.
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LEA: Mateo 6:5-15
Biblia en un año: Hechos 22–24
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“Gracia y Paz”
Nuestro Pan Diario
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