Salmo 42:5-11
“¿Por qué te abates, oh alma mía,
Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación
mía y Dios mío. Dios mío, mi alma está abatida en mí; Me acordaré, por tanto,
de ti desde la tierra del Jordán, Y de los hermonitas, desde el monte de Mizar.
Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas; Todas tus ondas y tus olas han
pasado sobre mí. Pero de día mandará Jehová su misericordia, Y de noche su
cántico estará conmigo, Y mi oración al Dios de mi vida. Diré a Dios: Roca mía,
¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del
enemigo? Como quien hiere mis huesos, mis enemigos me afrentan, Diciéndome cada
día: ¿Dónde está tu Dios? ¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te turbas
dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios
mío”.
Siempre que se sienta decaído, lo
mejor que puede hacer es ir al libro de Salmos. En el pasaje de hoy, el
escritor pregunta: “¿Por qué te abates, oh alma mía? (v. 5). Sorprendentemente,
esta pregunta es el primer paso para vencer el desánimo.
Mire
hacia adentro. Antes de enfrentar el desaliento, necesita saber qué lo
está causando. Si no está seguro, pídale al Señor que le ayude a entender qué
está pasando dentro de usted.
Mire
hacia arriba. El paso siguiente es levantar sus ojos al Señor y poner su
esperanza en Él. Recuerde que el desánimo es común para todos, en algún
momento, pero no tiene que alojarse en nosotros. Después de un tiempo, volverá
a alabar a Dios por la ayuda de su presencia (v. 5).
Mire
hacia atrás. El desaliento es capaz de borrar de nuestra memoria todo lo
bueno que el Señor ha sido con nosotros a lo largo de los años. Por eso, en vez
de regodearnos en nuestro malestar presente, debemos hacer el esfuerzo de
recordar el cuidado y la provisión de Dios en el pasado. Entonces, nuestra fe
vencerá al desánimo (v. 6).
Mire
hacia adelante. Los planes de Dios son buenos y podemos aguardar con
esperanza lo que Él va a hacer en el futuro. Su misericordia nos ayudará en el
día y traerá consuelo en la noche. Confíe en que Él hará que todo obre para
nuestro bien (v. 8).
Si su enfoque es correcto, usted
responderá bien al desánimo. Las circunstancias pueden hacerle pensar que Él se
ha olvidado de usted (v. 9), pero su Palabra promete que Él le ayudará y vendrá
en su auxilio en el valle del desánimo. Aunque se sienta solo, usted jamás está
solo.
“Gracia y Paz”
Meditación Diaria
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