“Porque ¡cuánta es su bondad, y
cuánta su hermosura! El trigo alegrará á los mancebos, y el vino á las
doncellas”.
Se conmueven nuestros corazones
al considerar la bondad y la benevolencia de Dios. Nos ha dado abundancia de
bendiciones materiales: la familia, casas, tierras, la libertad, y buenas
comidas de todas clases. ¡Qué grande es su bondad para con nosotros! Pero éstas
son bendiciones materiales y temporales. Piensa en su gracia hacia nosotros
cuando, perdidos y moribundos en nuestros pecados, íbamos camino hacia una
eternidad de castigo y oscuridad. Mandó a su hijo, su hijo amado y precioso,
para ser nuestro sustituto en la cruz y sufrir la muerte que nosotros
merecemos, para que nosotros, lavados en su sangre, y perdonados todos los
pecados, gozáramos de dulce y bonito compañerismo con él, (por el cual nos
crió) y que vamos a experimentar a través de la eternidad. ¡Qué grande es su
bondad, y cuánta es su hermosura! Amén.
“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día
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