“¿Son ministros de Cristo? (Como
si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin
número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. De los judíos
cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado
con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un
día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros
de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los
gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar,
peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en
hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se
agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias. ¿Quién enferma, y yo
no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno? Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo
que es de mi debilidad”.
No parece justo, ¿verdad? Pablo
pasó su vida sirviendo a Cristo, pero aun así fue afligido constantemente. ¿Por
qué permitió Dios que uno de sus siervos más fieles sufriera tanto? Ésta es una
realidad que sigue ocurriendo en el presente. Pensamos que el Señor debe
proteger de adversidades a sus fieles seguidores, pero no siempre es así.
Tal vez nuestro razonamiento está
invertido. Pensamos que los cristianos fieles no merecen sufrir, pero desde la
perspectiva de Dios, el sufrimiento es lo que produce cristianos fieles. Si
todos tuviéramos vidas sin pruebas o sufrimientos, jamás conoceríamos a Dios,
porque nunca lo necesitaríamos. Nos guste o no, las adversidades nos enseñan
más acerca del Señor que la simple lectura de la Biblia.
No estoy diciendo que no
necesitemos conocer la Palabra; ella es nuestro fundamento de fe. Pero si lo
que creemos nunca es probado por la adversidad, entonces solo tenemos
conocimiento intelectual. ¿Cómo sabremos que podemos confiar en el Señor en
medio de las dificultades, si nunca hemos sido probados por la adversidad? Dios
nos da oportunidades para poner en práctica las verdades de la Biblia en las
dificultades que enfrentamos, y al hacerlo descubrimos que Él es fiel. Por
ejemplo, ¿habría conocido Pablo la fortaleza en Cristo si nunca hubiera sido
debilitado por el dolor, la persecución y las adversidades?
Dependiendo de la respuesta que
usted dé a las pruebas, ellas pueden ser el mejor medio que Dios use para
aumentar su fe, o una vía para el desánimo y la autocompasión. Si cree lo que
dice la Biblia y aplica sus preceptos a su situación, su confianza en Dios
crecerá y su fe se verá fortalecida por la adversidad.
“Gracia y Paz”
Meditación Diaria
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