domingo, 22 de julio de 2012

EL DISCERNIMIENTO ESPIRITUAL


Proverbios 2
“Hijo mío, si recibieres mis palabras, Y mis mandamientos guardares dentro de ti, Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; Si inclinares tu corazón a la prudencia, Si clamares a la inteligencia, Y a la prudencia dieres tu voz; Si como a la plata la buscares, Y la escudriñares como a tesoros, Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios. Porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. El provee de sana sabiduría a los rectos; Es escudo a los que caminan rectamente. Es el que guarda las veredas del juicio, Y preserva el camino de sus santos. Entonces entenderás justicia, juicio Y equidad, y todo buen camino. Cuando la sabiduría entrare en tu corazón, Y la ciencia fuere grata a tu alma, La discreción te guardará; Te preservará la inteligencia, Para librarte del mal camino, De los hombres que hablan perversidades, Que dejan los caminos derechos, Para andar por sendas tenebrosas; Que se alegran haciendo el mal, Que se huelgan en las perversidades del vicio; Cuyas veredas son torcidas, Y torcidos sus caminos. Serás librado de la mujer extraña, De la ajena que halaga con sus palabras, La cual abandona al compañero de su juventud, Y se olvida del pacto de su Dios. Por lo cual su casa está inclinada a la muerte, Y sus veredas hacia los muertos; Todos los que a ella se lleguen, no volverán, Ni seguirán otra vez los senderos de la vida. Así andarás por el camino de los buenos, Y seguirás las veredas de los justos; Porque los rectos habitarán la tierra, Y los perfectos permanecerán en ella, Mas los impíos serán cortados de la tierra, Y los prevaricadores serán de ella desarraigados”.

En algún momento, todos nos hemos sentido confundidos, indecisos o desorientados. Podemos vivir victoriosa y confiadamente solo cuando tenemos la capacidad de ver la vida desde la perspectiva de Dios. Necesitamos su ayuda para poder distinguir entre el bien y el mal, lo bueno y lo mejor, y la verdad y el error.

Cada día tomamos muchas decisiones, algunas triviales y otras importantes. El Señor no quiere que nos formemos juicios basándonos en simples apariencias o en el limitado razonamiento humano. Dios desea que veamos la realidad de cada situación tal como Él la ve. También podemos confiarle al Señor nuestras relaciones. Puesto que Él conoce el corazón de cada persona, la única manera que tenemos de relacionarnos sabiamente con otros es siendo sensibles a la dirección del Espíritu Santo que mora en nosotros.

Aunque Dios da a cada uno de sus hijos la capacidad de tener discernimiento espiritual, muchos cristianos ignoran esto. Se mueven a ciegas por la vida haciendo lo mejor que pueden, pero no utilizan esta maravillosa ayuda. Otros no creen que la necesitan. Toman decisiones de acuerdo con su propio saber y entender, sin pensar para nada en el Señor. A menos que cooperemos con Dios en cuanto al desarrollo de su maravilloso regalo del discernimiento, éste se mantendrá inactivo en nosotros.

El discernimiento comienza con una actitud dócil y humilde. Si usted ha estado manejando sus decisiones, situaciones y relaciones usando su propio razonamiento, arrepiéntase de esto ante Dios; pídale su perspectiva, y busque dirección en su Palabra.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

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