Hebreos 6:10
“Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de
amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y
sirviéndoles aún”.
Por su gracia, Dios da la
salvación gratuitamente a quienes ponen su fe en Jesús. No podemos ganarnos
este regalo, y tampoco lo merecemos. Pero nuestro Padre celestial sí observa
nuestras buenas obras, y promete recompensarnos según lo que hagamos para Él y
su reino.
El servicio tiene lugar cuando
dejamos que el Señor obre por medio de nosotros, para su honra y gloria; cuando
los recursos divinos satisfacen las necesidades humanas mediante nosotros.
Apocalipsis 22:12 nos estimula:
"He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada
uno según sea su obra". Ya sea grande o pequeño, todo servicio hecho en el
nombre de Jesús será bendecido. Pero
debemos asegurarnos de que nuestras acciones sean para la gloria de Cristo.
Si la motivación es nuestra propia gloria, la única recompensa que recibiremos (si
acaso) será la alabanza de las personas que nos rodean. Y sabemos que la
aprobación de los hombres no satisface ni es duradera.
Si bien algunas recompensas serán
dadas en el cielo, otras pueden tenerse ahora. Por ejemplo, la alegría que
sentimos al permitir que Dios bendiga a otros por medio de nosotros, y agradar
a Cristo. Además, hay un profundo sentido de satisfacción cuando conducimos a
una persona a Jesús y le enseñamos a andar por fe.
Servir a los demás es una gran
bendición y una responsabilidad. Debemos considerar sinceramente cuál es
nuestra motivación, para estar seguros de que nuestro propósito es única y exclusivamente
glorificar a Cristo. Solo así recibiremos las recompensas que nos serán dadas
no solo en la eternidad, sino también en la Tierra.
“Gracia y Paz”
Meditación Diaria
No hay comentarios:
Publicar un comentario