Génesis 3:9.
“Dios llamó al hombre, y le dijo:
¿Dónde estás tú?”
Lot, sentado a la puerta de
Sodoma, se daba cuenta de que no podía ser aprobado por Dios. Él “afligía cada
día su alma justa” a causa de la nefanda conducta de los hombres de la ciudad
(2 Pedro 2:7-8); sin embargo permanecía con ellos… ¡Fue necesaria la
intervención de dos ángeles para hacerle escapar del juicio que cayó sobre la
ciudad!
David, perseguido por Saúl, se
refugió en Aquis, un rey enemigo. ¡Para salvar su vida no halló otro recurso
que fingir estar loco! (1 Samuel 21:11-15).
Jonás, enviado por Dios a Nínive
para predicar el arrepentimiento, tuvo miedo, desobedeció y huyó en un barco
rumbo a Tarsis. Entonces Dios envió una tempestad y preparó un gran pez para
salvar la vida de Jonás, a quien los marineros habían echado al mar.
Pedro, calentándose cerca de un
fuego encendido por los que se habían apoderado de Jesús, ocultó su identidad y
negó a su Maestro (Juan 18:12-27). Después de su resurrección, el Señor lo
interpeló varias veces para llevarlo a hallar el perdón y a ser restaurado.
Pero, usted y yo, ¿estamos donde
Dios quiere que estemos, en nuestro círculo familiar, en nuestra actividad
profesional y en nuestro servicio para el Señor? Nuestro Dios, lleno de gracia,
no quiere dejarnos en una situación que nos prive de su bendición o que le
deshonre. No le obliguemos a recurrir a procedimientos decisivos para
liberarnos. “Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos a Dios”
(Lamentaciones de Jeremías 3:40).
“Gracia y Paz”
El Versículo del Día
No hay comentarios:
Publicar un comentario