1 Juan 4:19
“Nosotros le amamos a él, porque
él nos amó primero”
Un amigo decía que su abuela
había sido una de las personas más influyentes en su vida. A través de los
años, ha tenido un retrato de ella junto a su escritorio como un recordatorio
de su amor incondicional. Dijo: «Estoy realmente convencido de que ella me
ayudó a aprender a amar».
No todos han tenido la
oportunidad de sentir un amor humano similar, pero, por medio de Cristo, cada
uno puede experimentar el ser bien amados por Dios. En 1 Juan 4, distintas
formas de la palabra amor y del verbo amar aparecen 28 veces, y el amor de Dios
a través de Cristo se considera la fuente de nuestro amor al Señor y a los
demás. «En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino
en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros
pecados» (v. 10). «Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene
para con nosotros…» (v. 16). «Nosotros le amamos a él, porque él nos amó
primero» (v. 19).
El amor de Dios no es un grifo
que gotea lentamente ni un pozo que debemos cavar nosotros mismos, sino un
torrente que fluye de Su corazón al nuestro. Cualquiera que sea nuestro
trasfondo o experiencias en la vida, que nos sintamos bien amados por los demás
o no, podemos conocer el amor, extraerlo de la fuente inagotable del Señor para
experimentar Su cuidado amoroso y, después, transmitírselo a los demás.
En Cristo nuestro Señor, somos bien amados. Nada es más poderoso que el
amor de Dios.
Lectura: 1 Juan 4:7-21
“Gracia y Paz”
Reflexiones Cristianas
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