Job 29:19
“Mi raíz estaba abierta junto a
las aguas, Y en mis ramas permanecía el rocío”
Caminar por la mañana puede hacer
que tus pies se humedezcan. Aunque no haya llovido, el rocío pudo mojar el
suelo. El rocío aparece en la noche, cuando la tierra se enfría más que el
aire. El aire que nos rodea contiene gotitas de agua que no vemos, porque son
muy pequeñas. Cuando la tierra está más fría que el aire, estas pequeñas
gotitas se juntan y forman gotas más grandes que caen al suelo. Así es como aparece
el rocío.
¿Recuerdas la historia de Gedeón?
Dios quería usar a Gedeón para derrotar a los enemigos de Israel. Él no
entendía por qué Dios lo había escogido, así que le pidió una prueba. Una noche
Gedeón puso un pedazo de lana en el suelo y le pidió a Dios que por la mañana,
cuando todo estuviera bañado por el rocío, la lana estuviera seca. La siguiente
noche le pidió a Dios que humedeciera la lana y que todo lo demás alrededor
permaneciera seco. ¡Dios hizo ambas cosas!
Nuestro Dios es un Dios
milagroso. Si él puede hacer que el rocío caiga donde él quiera, también puede
obrar un milagro en tu vida. ¿Necesitas hoy un milagro? No tengas miedo a
pedirlo. ¡A Dios le encanta ayudar!
“Gracia y Paz”
(Jim Feldbush)
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