miércoles, 9 de mayo de 2012


Salmos 18:3
“Invocaré á Jehová, digno de ser alabado, Y seré salvo de mis enemigos”.

David estaba resuelto a clamar a Dios en oración. Hagamos lo mismo. Algunos no oran a Dios porque son pecadores; pero Jesús murió precisamente por los pecadores. Otros piensan que su caso es demasiado desesperado; pero Jesús dijo que los sanos no tienen necesidad de un médico, sino los enfermos. Y otros no claman a Dios porque ellos han fracasado en la vida; pero en Dios somos vencedores. Hay otros que no claman a Dios porque todo anda bien. Este caso es el más peligroso de todos, cuando puedes vivir en el pecado y parece que Dios te ignora. Tu caso es muy desesperado, y te aconsejo entrar a la presencia de Dios por la oración y que continúes hasta que alcances la paz que viene por su hijo Jesucristo. Finalmente, Cristiano; que privilegio tenemos que podemos ir al trono de la gracia y clamar a nuestro padre celestial. Como lo hizo David, hagámoslo; temprano y con frecuencia.

Comentario por Francis L. Harris
(versaday)

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