Mateo 5:7
“Bienaventurados los
misericordiosos: porque ellos alcanzarán misericordia”.
¡Que gran deuda Dios nos
perdonó! Cuando nos inclinamos ante Dios y pedimos que Jesús entrara a nuestro
corazón, El demostró que “su misericordia es más grande que los cielos” (Salmos
108:4).
¡Qué deuda nos perdonó!
Después de una carrera larga de pecado, engaño, e inmundicia, los que de veras
hemos recibido a Cristo en nuestro corazón hemos sido perdonados de esa montaña
de culpa que nos pesaba y nos empujaba hacia el infierno. ¿Cómo podremos menos
que amarle a él, y simpatizarnos y ser misericordiosos con aquellos que en
cualquier manera sufren o estén destituidos así como nosotros?.
Al que no le importan los problemas ni el sufrir de otros, y no extiende ayuda y misericordia, demuestra que el mismo nunca ha experimentado el perdón de Dios, porque “El que es perdonado de mucho, el mismo ama mucho”. Lucas 7:47.
“Gracia y Paz”
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