HIJOS AGRADECIDOS
Levítico 19:3
“Respeten todos ustedes a su
madre y a su padre [...] Yo Yahweh vuestro Dios!.
Ese día la clase estaba por
finalizar. La maestra había hablado sobre las madres de la Biblia y entonces oró:
«Dios, espero que alguna persona, en algún momento, funde un día especial para
honrar a las madres por el servicio que prestan a la humanidad. Realmente lo
merecen».
Quien así oró fue la Sra. Jarvis. Lo que ella
nunca imaginó fue que Ana, su hija de doce años, quien estaba en el salón de
clases, quedaría impresionada por esa oración. Cuando su madre falleció el 9 de
mayo de 1905, Ana hizo cuanto pudo para crear un día en el que se honrara a las
madres. Escribió cartas a ministros religiosos, hombres de negocios y
políticos, en busca de apoyo para su proyecto.
Finalmente logró su anhelado
objetivo. El proyecto llegó a las manos del presidente de los Estados Unidos,
Woodrow Wilson, quien en 1914 designó el segundo domingo del mes de mayo para
honrar a las madres.
Muchos otros países siguieron el
ejemplo y hoy, aunque la fecha no es la misma en todas partes, se rinde un
justo homenaje al ser que nos llevó en su vientre y veló por nuestro bienestar
desde el primer momento en que llegamos a este mundo. Es verdad que al igual
que en otros casos, la fecha ha sido transformada por el excesivo
mercantilismo, pero hay que admitir que nos brinda la ocasión de demostrar a
nuestras madres lo mucho que apreciamos lo que han hecho por nosotros y por la
humanidad en general.
¿Deberíamos esperar que llegue
ese día especial para demostrarles lo mucho que las amamos? Por cierto que no.
En ese día el mundo las honra de manera especial, pero es nuestro privilegio
demostrarles cada día nuestro aprecio y lo mucho que las amamos.
Padre amado, danos un corazón
agradecido para reconocer cada día lo mucho que nuestros padres hacen por
nosotros.
Algunos hijos esperan hasta muy
tarde en la vida para mostrarse agradecidos. Otros lo hacen ante del féretro de
la madre muerta, cuando sus expresiones de gratitud no tienen ningún sentido. Para
los hijos agradecidos, sin embargo, cada día es bueno para demostrar a sus
madres (y también a los padres, por supuesto), lo mucho que los aman.
Este día nos brinda una buena
oportunidad para hacerlo. Realmente lo merecen.
“Gracia y Paz”
Fernando Zabala
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