Salmo 4:8
"En paz me
acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir
confiado"
Alguien dijo una
vez: "El resto de tu vida depende de cómo descanses por las noches".
Sin embargo, mucha gente se siente como el muchacho que tenía problemas para
dormir. Le dijo a su madre: "Mi cuerpo está acostado, pero mi mente sigue
sentada".
Si te mantienes
despierto debido a pensamientos ansiosos, pídele al Señor que tranquilice tu
corazón y te dé la fe necesaria para poder relajarte. Deja que Él resuelva los
problemas que te perturban. Eso hacía David cuando estaba en apuros, ya que
escribió: "En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová,
me haces vivir confiado" (Salmo 4:8). Cuando te das cuenta de que tu Padre
celestial está cuidándote, puedes hallar un dulce descanso.
Durante la Segunda Guerra
Mundial, una anciana en Inglaterra soportó con una serenidad increíble los
bombardeos que destrozaban los nervios de cualquiera. Cuando le pidieron que
revelara el secreto de su calma en medio del terror y del peligro, contestó:
"Bueno, oro todas las noches. Y después, recuerdo que Dios siempre está
observando vigilante, así que, me voy a dormir en paz. Después de todo, ¡no es
necesario que ambos nos mantengamos despiertos!".
Sí, no solo puedes
dormir, sino que puedes hacerlo en paz si reconoces que tu Padre celestial te
observa y te cuida con ternura.
Reflexión: COMO
DIOS NUNCA DUERME, NOSOTROS PODEMOS DORMIR EN PAZ.
Lectura: Salmos 3-4 (RV60).
3:1 ¡Oh Jehová,
cuánto se han multiplicado mis adversarios! Muchos son los que se levantan
contra mí. 3:2 Muchos son los que dicen de mí: No hay para él salvación en
Dios. 3:3 Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; Mi gloria, y el que
levanta mi cabeza. 3:4 Con mi voz clamé a Jehová, Y él me respondió desde su
monte santo. 3:5 Yo me acosté y dormí, Y desperté, porque Jehová me sustentaba.
3:6 No temeré a diez millares de gente, Que pusieren sitio contra mí. 3:7
Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío; Porque tú heriste a todos mis enemigos en
la mejilla; Los dientes de los perversos quebrantaste. 3:8 La salvación es de
Jehová; Sobre tu pueblo sea tu bendición. 4:1 Respóndeme cuando clamo, oh Dios
de mi justicia. Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar; Ten
misericordia de mí, y oye mi oración. 4:2 Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo
volveréis mi honra en infamia, Amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira? 4:3
Sabed, pues, que Jehová ha escogido al piadoso para sí; Jehová oirá cuando yo a
él clamare. 4:4 Temblad, y no pequéis; Meditad en vuestro corazón estando en
vuestra cama, y callad. 4:5 Ofreced sacrificios de justicia, Y confiad en
Jehová. 4:6 Muchos son los que dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre
nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro. 4:7 Tú diste alegría a mi corazón
Mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto. 4:8 En paz me
acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.
(nuestro pan diario)
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