(Lee Filipenses 3:1-21)
Ser discípulo implica vivir las enseñanzas de Cristo
(v. 1). Evitando a los que tergiversan su palabra (v .2). Eligiendo vivir
conforme al espíritu y no conforme a la carne (vv. 3-4). No obstante de tener
todo lo material, prefieren lo espiritual (vv. 5-7). Olvidan posiciones, la meta
siempre será el conocimiento del Señor y alcanzar la perfección (vv. 8-12). Estos
nunca tiran la toalla, nunca se rinden (vv. 13-14). Cada día maduran (v. 15).
Siendo seguidores e imitadores (v. 17), reconociendo que no pertenecen a este
mundo (v. 20).
¡Comprometámonos a
ser verdaderos discípulos de Jesús!
¡Gracia y Paz!
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