Nuestro primer anhelo por la mañana debe ser acudir a la
presencia del Señor, el Altísimo. Cuando despertamos necesitamos de su luz, de su
espíritu y de su dirección, para hacer siempre lo correcto y para consagrar
nuestro caminar y entregar a sus pies nuestras acciones.
Después de nuestra oración, nuestro Pan Diario debe ser la
Palabra del Señor. Esas son las primeras tareas de la mañana, para obtener
firmeza en nuestra fe y desarrollar nuestra comunión con nuestro Padre
Celestial.
Nuestra oración debe ser: "Señor… úsame hoy para tu
servicio y mora en mi, para ser ejemplo de tu humildad en toda buena obra que
sea hecha en ti, en el nombre de Jesús, Amen".
Pero tengamos en cuenta que El Señor no toma en cuenta
las palabras solamente, sino también las intenciones de nuestro corazón.
¡Gracia y Paz!
Pan de Vida
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