miércoles, 4 de febrero de 2015

¿SABES CONSULTAR A DIOS PARA TOMAR EL CAMINO CORRECTO?


¿SABES CONSULTAR A DIOS PARA TOMAR EL CAMINO CORRECTO?

Desde muy temprano en nuestras vidas hasta que llegamos a la vejez nos encontramos en un continuo proceso de tomar decisiones. Muchas decisiones son simples y poco trascendentales, pero hay otras que son complejas y difíciles, y cuyas consecuencias afectarán profundamente nuestras vidas y las de otras personas que tienen relación con nosotros. Ante la necesidad de tomar una decisión importante, siempre se aconseja reunir la mayor cantidad de información sobre la situación, meditar detenidamente en las cosas positivas o negativas que puedan resultar de la decisión, y después de pensarlo muy bien decidir lo que se va a hacer. Pero aún así no hay ninguna garantía de que los resultados vayan a ser los mejores. Lo cierto es que cada decisión que tomamos es un riesgo que corremos, simplemente porque nuestra capacidad mental es limitada, y no somos capaces de ver más allá del minuto en que estamos viviendo.

Sería maravilloso que al encontrarnos en una encrucijada en la vida pudiéramos conocer con certeza cuál es el camino que debemos tomar para tener éxito. Sin embargo, el único que tiene este conocimiento es Dios en su infinita omnisciencia. Él todo lo sabe, el pasado, el presente y el futuro. Su conocimiento es perfecto en todos los sentidos. Ciertamente sería fantástico poder contar con él al momento de tomar una decisión, ¿verdad que sí? Pues bien, en la escritura de hoy Dios está dispuesto a enseñarnos el camino a escoger. Pero, ¿quién disfrutará de este privilegio? Dice: “El hombre que teme al Señor”.

Este salmo no se refiere a ese sentimiento de miedo que provoca el deseo de huir de alguna persona, animal o cosa. Es más bien un temor santo y reverente hacia Dios y su Palabra. Es reconocer profunda y genuinamente la majestuosidad y soberanía del Rey de reyes y Señor de señores. Es estar consciente del amor tan grande de Dios, manifestado en el sacrificio de su Hijo. Es sentir en el corazón una mezcla de sincero amor, ternura y respeto por nuestro Padre celestial. Es un profundo deseo de agradarle en todo y tratar de no ofenderle en nada. Cuando sentimos este temor, dice la Biblia, el Señor nos guiará, y nos enseñará el camino que debemos seguir, nos mostrará la decisión que debemos tomar. Proverbios 1:7 dice: “El principio de la sabiduría es el temor de Yahweh” Y el Salmo 112:1 dice “bienaventurado es el hombre que teme al Señor, y en sus mandamientos se deleita en gran manera”

La Biblia nos muestra muy claramente el secreto del éxito en cada decisión que tenemos que tomar. Mantengamos una actitud reverente y de entrega incondicional a Dios. Escudriñemos su Palabra buscando en ella sabiduría de lo alto. Lleguémonos al Señor en oración pidiendo su dirección y esperemos en él. Clamemos a Dios: “Muéstrame, oh Señor, tus caminos; enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti he esperado todo el día” (Salmo 25:4, 5).

¿Te encuentras en medio de una situación difícil? ¿Necesitas que Dios te ayude a tomar una decisión importante? Examina tu corazón y analiza tu actitud hacia el Señor a la luz de la enseñanza de hoy. Ya sabes que él desea lo mejor para ti, y que él quiere enseñarte el camino que te llevará a la victoria. Busca, pues, su rostro en oración como dice Hebreos 4:16: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. Acércate al Señor confiadamente, es decir sin temor, con reverencia y con la plena seguridad de que en su gracia encontrarás exactamente la ayuda que necesitas y la sabiduría para tomar la decisión perfecta.

Oración:
Amoroso Padre celestial, te doy gracias por el privilegio que me das de acudir a ti confiadamente en cualquier momento que necesite ayuda. Por favor, revélame claramente tu voluntad y muéstrame el camino en cada una de las decisiones que debo tomar en mi vida. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!
Dios te Habla

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