Santiago 5:10-11
“Hermanos míos, tomad como ejemplo de
aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. He
aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia
de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y
compasivo”
Era la hora punta y todo el mundo parecía estar movido
por un sentido de urgencia para llegar a su destino. Justo cuando la luz del
semáforo cambió de rojo a verde en una transitada intersección, el auto de
Roberto se paró en medio del congestionado tráfico. El trató por todos los
medios de encender el motor del automóvil, pero todos sus esfuerzos fueron en
vano. Inmediatamente todos los que se encontraban detrás de él, comenzaron a
tocar las bocinas de sus vehículos lo que hizo la situación mucho peor. Ante la
incapacidad de poder resolver el problema, Roberto hizo una corta oración.
Después se bajó del auto, caminó hacia el vehículo que se encontraba detrás del
suyo, y amablemente le dijo al chofer: “Lo siento mucho, caballero, pero no
puedo hacer que mi auto camine. Si usted fuera tan amable de intentarlo, yo me
quedaré en el suyo y continuaré tocando la bocina por usted”.
Como nos enfrentamos a este tipo de situaciones dice
mucho de nosotros mismos. ¿Cómo reaccionarías tú si te encontraras en medio de
un tráfico congestionado de automóviles y ya se te ha hecho tarde para llegar
al trabajo? ¿Qué harías si tu vuelo es retrasado por problemas mecánicos o por
mal tiempo? ¿Cómo actuarías tú si se acaba el papel de la caja registradora
justamente cuando te van a cobrar? Suponte que apenas tienes el tiempo exacto
para llegar a una cita muy importante, y vas a pasar por unas vías de ferrocarril
en el momento en que baja la barrera que indica que va a pasar un tren. ¿Puedes
respirar profundo y esperar cinco o diez minutos tranquilamente?
La manera de reaccionar en situaciones como estas depende
fundamentalmente de la paciencia de cada persona. “Paciencia”, según el
diccionario de la Real Academia Española, es “la capacidad de padecer o
soportar algo sin alterarse”. Otra definición de paciencia es: “Facultad de
esperar con calma cuando algo se desea mucho”. Lamentablemente nuestra
naturaleza carnal carece de estas habilidades, y por regla general tenemos la
tendencia a irritarnos ante la tardanza o la adversidad. Proverbios 14:29 nos
muestra el espíritu que hay detrás de esta actitud. Dice así: “El que tarda en
airarse es grande de entendimiento; mas el que es impaciente de espíritu
enaltece la necedad”. Solamente una estrecha comunión con el Señor puede darnos
el entendimiento y la capacidad para actuar pacientemente en medio de un problema
inesperado, un contratiempo o una contrariedad imprevista, pues la paciencia es
fruto del Espíritu Santo, dice Gálatas 5:22. En el Salmo 40:1, David nos
muestra la actitud correcta en medio de las pruebas: “Pacientemente esperé a
Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor”. Y Hebreos 6:15 nos dice que
Abraham, “habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa”.
No pierdas el control la próxima vez que tus planes sean
interrumpidos o cambiados repentinamente. Pide al Señor paciencia para
mantenerte en calma y con gozo en medio de una de estas situaciones. Recuerda
siempre que los planes que Dios tiene para ti no se deshacen por las tardanzas
ni las dificultades. Muchas veces es exactamente lo contrario, para que los
planes de Dios se lleven a cabo es necesario esperar a su tiempo, y esto, por
regla general a nosotros nos parece una espera demasiado larga. El pasaje de
hoy menciona “la paciencia de Job”. Todos conocemos la miseria y los
sufrimientos por los que pasó este hombre. Pero él actuó con gran paciencia y
al final Dios lo recompensó aumentando al doble todo lo que había perdido (Job
42:10).
Hazte el firme propósito de reaccionar con paciencia en
situaciones de demora o tardanza. Ponte a orar, repite algún versículo de la
Biblia, o entona un himno o un corito de alabanza al Señor. El Espíritu Santo
tomará control de la situación, y te resultará fácil esperar pacientemente. Y
el plan de Dios en tu vida se llevará a cabo sin problemas.
ORACIÓN:
Padre amado, te ruego me llenes de tu paz y de tu gozo
cuando las cosas no suceden de la manera o con la rapidez que yo deseo, y que
tu Santo Espíritu produzca en mí la paciencia que necesito para esperar tus
bendiciones. Por Cristo Jesús te lo pido. Amén.
¡Gracia y Paz!
Dios te Habla
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