Un “cristiano” sin Cristo estará lleno de pensamientos
impuros; porque la mente es la antesala del espíritu humano y a la mente acuden
los demonios con sus malas influencias en sus pensamientos. Cuando esos
pensamientos se alojan en la mente, llegan hasta el corazón y de allí dominan
el espíritu. La mente ejerce un poder tan determinante en nuestras vidas, que por
eso la Palabra de Dios nos dice: “Porque cual es su pensamiento en su corazón,
tal es él” (Proverbios 23:7). Es por eso que la Palabra de Dios nos exhorta “No
os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta” (Romanos 12:2). Entonces con una mente nueva podemos
pensar en todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo que es de buen
nombre, en todo lo virtuoso y digno de alabanza (Filipenses 4:8).
¡Gracia, Paz y Bendiciones abundantes para todos en este
Nuevo Año!
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