“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se
quiere debajo del cielo tiene su hora” (Eclesiastés 3:1).
Todo debajo del cielo tiene un propósito y su tiempo
señalado y debo entender que el tiempo es algo que Dios creó y yo no puedo ni alargarlo
ni disminuirlo sino solo usarlo sabiamente. Yo debo ser un buen mayordomo del
tiempo, porque cada hora es como una perla preciosa en mi mano y yo debo
cuidarla con mucho celo. Cada día necesito preguntar: “¿Qué es lo que quieres
que hoy haga, Señor?”.
Oración:
Gracias Señor por ese regalo del tiempo. Hoy tengo que
reconocer que en muchas ocasiones no he sido un buen mayordomo del tiempo que
tú me das, y por lo regular siempre quiero cubrir mis errores con excusas. Por
favor ayúdame hoy a vivir en tu tiempo y a entender que cada cosa en la vida
tiene su tiempo, para así poder administrar con sabiduría el regalo del tiempo
que tú me permites vivir, en el nombre de Jesús, Amén.
¡Gracia y Paz!
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