Yahweh exhorta a Israel
y a Judá al arrepentimiento
Jeremías 3:6-11
“Me dijo Jehová en días del rey Josías: ¿Has
visto lo que ha hecho la rebelde Israel? Ella se va sobre todo monte alto y
debajo de todo árbol frondoso, y allí fornica. Y dije: Después de hacer todo
esto, se volverá a mí; pero no se volvió, y lo vio su hermana la rebelde Judá.
Ella vio que por haber fornicado la rebelde Israel, yo la había despedido y
dado carta de repudio; pero no tuvo temor la rebelde Judá su hermana, sino que
también fue ella y fornicó. Y sucedió que por juzgar ella cosa liviana su
fornicación, la tierra fue contaminada, y adulteró con la piedra y con el leño.
Con todo esto, su hermana la rebelde Judá no se volvió a mí de todo corazón,
sino fingidamente, dice Jehová. Y me dijo Jehová: Ha resultado justa la rebelde
Israel en comparación con la desleal Judá.
Estas escrituras revelan el nivel de rebeldía y
desobediencia del pueblo elegido de Dios, sin embargo, por la Gracia y
Misericordia infinitas de Dios este pueblo es llamado, una vez más, al
arrepentimiento. Sabemos que desde el éxodo hasta la época actual Dios siempre
ha exhortado a su pueblo a que se vuelvan a Él.
Obviamente esta exhortación no es solo para el pueblo
judío literal, es decir, para los nacidos en Israel, sino que en el corazón de
Dios está que “todos procedamos al arrepentimiento”. Al decir “todos” estamos
hablando de los judíos literales, los que nacieron en Israel y de los gentiles
los que no nacimos en aquella nación.
Quiero hacer mucho énfasis en que esta exhortación no fue
solo para los israelitas y judíos de aquella época. Esta exhortación es
aplicada también a los tiempos actuales, vuelvo a decir, tanto a los judíos
literales no creyentes, como a nosotros los judíos espirituales que decimos ser
cristianos, pero que vivimos en desobediencia.
Romanos 9:6-8
“No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos
los que descienden de Israel son israelitas, ni por ser descendientes de
Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia. Esto es:
No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son
hijos según la promesa son contados como descendientes”.
Aquí, el Apóstol Pablo está diciendo que los hijos de
Abraham son los que creemos en el Señor Jesucristo y no los judíos literales y
físicos. Y lo mismo, pero en otras palabras, les repite a los de Galaxia:
Gálatas 3:28-29
“Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no
hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si
vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según
la promesa”.
No puede ser más claro, para con Dios no existe ningún
favoritismo en cuanto a la raza, ya que todos somos una sola raza, porque todos
venimos de Adán. Los judíos literales no tienen ningún favoritismo de parte de
Dios, están en la misma condición que todos los que no nacimos en Israel: sin
Cristo están bajo la condenación; en Cristo, son parte del verdadero Israel
porque son parte de la verdadera Iglesia
de Cristo. De hecho, el verdadero Israel es la iglesia, los verdaderos hijos de
Abraham son los creyentes, el verdadero Judío es el creyente y la verdadera Jerusalén
no es la que existe allá en el medio oriente, sobre la cual los judíos y los
musulmanes se estas peleando desde tiempos ancestrales.
No es judío el que lo es exteriormente, sino el que lo es
interiormente. El verdadero judío es el verdadero cristiano.
Veamos ahora la siguiente escritura:
Romanos 2:25-29
“Pues en verdad la circuncisión aprovecha, si guardas la
ley; pero si eres transgresor de la ley, tu circuncisión viene a ser
incircuncisión. Si, pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley,
¿no será tenida su incircuncisión como circuncisión? Y el que físicamente es
incircunciso, pero guarda perfectamente la ley, te condenará a ti, que con la
letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de la ley. Pues no es
judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace
exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo interior, y la
circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual
no viene de los hombres, sino de Dios”.
La Iglesia cristiana es el verdadero Israel, es decir, los
que hemos sido circuncidados del corazón, los creyentes en Cristo Jesús, somos los
verdaderos judíos, la nación santa, el verdadero pueblo de Dios. En la
actualidad, los judíos literales, los que por su nacionalidad se dicen ser
Judíos, pero que no creen en Jesús, ellos son incircuncisos y por lo tanto,
aunque crean ser el “pueblo verdadero de Dios”, lamentablemente no lo son.
Ellos verán la ira de Dios.
Los verdaderos hijos de Dios no son los que nacen de
carne ni de sangre, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
Solo los que han nacido de nuevo y tienen fe en Cristo serán
salvos y heredarán las promesas de Dios.
¡Gracia y Paz!
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