Si deseamos crecer espiritualmente debemos aprender a
mantenernos en la presencia de Dios, escuchar su voz y obedecer sus
instrucciones. Cuando la tentación toque a nuestra puerta, cuando esos
pensamientos pecaminosos vengan a nuestra mente, cuando las circunstancias a nuestro
alrededor sean propicias para actuar conforme a “los deseos de la carne”, entonces
arrodillémonos ante el trono de la gracia y humildemente confesar nuestra
debilidad al Señor y suplicarle que su Santo Espíritu tome control de nuestra
mente, de nuestro corazón y de nuestro espíritu. Entonces podremos “andar en el
Espíritu”.
ORACIÓN:
Padre santo, yo anhelo caminar en tu Espíritu siempre.
Reconozco que soy incapaz de hacerlo por mí mismo, pero sé que todo lo puedo en
Cristo que me fortalece. Ayúdame a rendirme a ti totalmente, y que tu Espíritu
controle cada área de mi vida. En el nombre de Jesús, Amén.
¡Gracia y Paz!
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