¿ERES UN BUEN EJEMPLO A SEGUIR?
1 Tesalonicenses 1:2-10
“Damos siempre gracias a Dios por todos
vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones, acordándonos sin
cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de
vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor
Jesucristo. Porque conocemos, hermanos amados de Dios, vuestra elección; pues
nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en
poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles
fuimos entre vosotros por amor de vosotros. Y vosotros vinisteis a ser
imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran
tribulación, con gozo del Espíritu Santo, de tal manera que habéis sido ejemplo
a todos los de Macedonia y de Acaya que han creído. Porque partiendo de
vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no sólo en Macedonia y Acaya,
sino que también en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido, de modo que
nosotros no tenemos necesidad de hablar nada; porque ellos mismos cuentan de
nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los
ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a
su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira
venidera”
Una mamá leopardo les llevó un ciervo joven vivo a sus
cachorros de cinco meses de edad y se los soltó. Después que los cachorros
hicieron varios ataques infructuosos, la mamá leopardo intervino y les mostró
como matarlo. Un agente de seguros, conocido por su habilidad como vendedor,
después de explicar las diferentes opciones y los beneficios de las distintas
pólizas, solía poner un detallado ejemplo de cómo él había protegido a su
propia familia. Esto hacía que sus futuros clientes lograran entender mejor su
explicación y se sentían inclinados a comprar el seguro. Aunque ambos casos son
de naturaleza muy diferente, existe un factor común entre ellos: el ejemplo
práctico fácil de entender y de imitar.
En el pasaje de hoy, después que Pablo les dijo a los
cristianos de Tesalónica que ellos habían llegado a ser “imitadores de nosotros
y del Señor”, también les dijo que habían sido “ejemplo a todos los de
Macedonia y Acaya que han creído”. El liderato por ejemplo es contagioso. La
posición de líder es más que un simple título como papá, mamá, maestro, pastor o
ministro. Todo el que quiera dirigir y ayudar a otros, debe primero ser
ejemplo. Y el mejor ejemplo que existe es el ejemplo de Jesucristo. Debemos
tratar de imitar lo que él hizo durante los 33 años que vivió en este mundo.
Entonces podremos ser un modelo para aquellos a los que predicamos la palabra
de Dios. En su primera carta a los Corintios, a quienes estaba tratando de
instruir en lo que debían y no debían hacer, el apóstol Pablo escribió: “Sed
imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1 Corintios 11:1).
Si los cristianos queremos enseñar a otros el arte de
conocer a Dios, amarle y servirle, no podemos ignorar la importancia y el poder
que tiene nuestro ejemplo. Así fue como Jesús y sus discípulos comunicaron el
mensaje del Evangelio. Su obediencia a Dios y sus testimonios de amor y de
compasión fueron vistos en términos de carne y hueso fácilmente comprensibles,
y por eso impactaron a miles de personas en aquella época. Su ejemplo nos ha
llegado hasta nuestros tiempos a través de las Escrituras, y el Espíritu Santo
se encarga de hacernos entender el mensaje de salvación de Dios. Es nuestro
deber propagar ese mensaje, primero con nuestro ejemplo y después usando todos
los medios a nuestro alcance.
¿Quieres tener la seguridad de que estás siendo un buen
ejemplo? Cada vez que necesites tomar una decisión, o actuar como líder en
cualquier aspecto, o simplemente responder a una pregunta importante, hazte
esta pregunta: “¿Qué hubiera hecho Jesús en esta situación?” Pide al Espíritu
Santo que te conteste la pregunta conforme a la palabra de Dios. Y actúa de
acuerdo a su respuesta.
ORACIÓN:
Padre santo, te ruego me ayudes a vivir una vida Cristo
céntrica, imitando en todo a mi Señor y Salvador, viviendo de acuerdo a los
principios y valores que él enseñó y practicó, para que todos los que me rodean
puedan ver en mí un ejemplo digno de imitar, para la gloria y la honra de tu
nombre. Por Cristo Jesús te lo pido, Amén.
¡Gracia y Paz!
Dios te Habla
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