miércoles, 5 de febrero de 2014

¿TE HAS ALEJADO DE LOS CAMINOS DE DIOS?



Deuteronomio 29:14-20
"Y no solamente con vosotros hago yo este pacto y este juramento, sino con los que están aquí presentes hoy con nosotros delante de Jehová nuestro Dios, y con los que no están aquí hoy con nosotros. Porque vosotros sabéis cómo habitamos en la tierra de Egipto, y cómo hemos pasado por en medio de las naciones por las cuales habéis pasado; y habéis visto sus abominaciones y sus ídolos de madera y piedra, de plata y oro, que tienen consigo. No sea que haya entre vosotros varón o mujer, o familia o tribu, cuyo corazón se aparte hoy de Jehová nuestro Dios, para ir a servir a los dioses de esas naciones; no sea que haya en medio de vosotros raíz que produzca hiel y ajenjo, y suceda que al oír las palabras de esta maldición, él se bendiga en su corazón, diciendo: Tendré paz, aunque ande en la dureza de mi corazón, a fin de que con la embriaguez quite la sed. No querrá Jehová perdonarlo, sino que entonces humeará la ira de Jehová y su celo sobre el tal hombre, y se asentará sobre él toda maldición escrita en este libro, y Jehová borrará su nombre de debajo del cielo”.

En este pasaje, por medio de Moisés, Dios le recuerda al pueblo de Israel el pacto que había hecho con ellos y la encomienda de llevar su palabra a otros pueblos que no le conocían, y les advierte acerca del peligro de desviarse del plan divino. A pesar de las advertencias, este pueblo rebelde se desvió de los principios del pacto y prefirieron adorar a ídolos y dioses falsos a los cuales podían ver y tocar. Y como consecuencia de sus acciones toda una generación murió en el desierto sin llegar a disfrutar de la tan ansiada tierra prometida.

En Mayo de 1998, el mal funcionamiento de un procesador de control a bordo del satélite de comunicaciones Galaxy IV hizo que éste rotara fuera de su órbita y se alejara de la Tierra. En un instante millones de receptores dejaron de captar las señales del satélite, dando como resultado que miles de comercios y negocios, estaciones de radio y televisión y muchas otras entidades se afectaran, todo porque un satélite se desvío a una dirección equivocada.

Pocos de nosotros nos damos cuenta de la influencia que podemos ejercer en las personas que nos rodean, familiares, amistades, compañeros de trabajo, vecinos, hermanos en la iglesia, etc. Cuando estamos cerca de Dios, el Espíritu Santo puede utilizarnos para ministrar a esas personas a través de nuestro testimonio. Si nos alejamos de Dios dejamos de ser los instrumentos que él puede usar para llevar adelante sus planes para este mundo. Somos entonces como satélites fuera de la órbita del amor y la misericordia de Dios. No sólo nos afectamos nosotros mismos sino también muchos otros son afectados pues se pierden las bendiciones de Dios.

Amado hermano y hermana ¿Cómo te sientes tu hoy? ¿Estás fuera de órbita? ¿Estás viviendo alejado o alejada de Dios? ¿La dirección que llevas te desvía cada vez más del Señor? ¡¡Detente!! date hoy mismo una vuelta en U, y regresa a los brazos de amor y misericordia de nuestro Padre celestial. Él espera por ti para darte un abrazo como lo hizo aquel padre en la parábola del hijo pródigo (Lucas 15). Quizás pienses que te has alejado demasiado, que has pecado "demasiado", y que Dios no te va a perdonar. Escucha bien esto hermano o hermana: ¡¡Nunca habremos pecado “demasiado” si nos arrepentimos de corazón y venimos al Señor!! Dios nos habla en 1 Juan 1:9 que “si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.

Si hoy te arrepientes de corazón y regresas a los caminos del Señor, si buscas su rostro por medio de la oración, y la lectura de su Palabra, encontrarás sus brazos de amor abiertos para ti. El Señor te recibirá, serás limpio en la preciosa sangre de Jesús, y podrás vivir de nuevo en la esfera de sus bendiciones.

ORACIÓN:
Amante Padre, te hoy te pido de todo corazón que me perdones por haberme alejado del amor y la bondad que siempre me has ofrecido. Hoy vuelvo a ti arrepentido y deseoso de permanecer junto a ti por siempre. Te suplico me recibas en tu amor y misericordia. Escúchame en mis oraciones, háblame por medio de la hermosura de tu Palabra, dame discernimiento para comprenderla, haz tu voluntad en mi vida para que pueda yo ser de bendición a los que me rodean y te ruego me uses para honra y gloria de tu santísimo nombre. En Cristo Jesús, te lo suplico, Amén.


“Gracia y Paz”
Dios te Habla

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