Proverbios 22:6
“Instruye al niño en su camino, Y aun
cuando fuere viejo no se apartará de él”.
Proverbios 23:13-14
“No rehúses corregir al muchacho; Porque
si lo castigas con vara, no morirá. Lo castigarás con vara, Y librarás su alma
del Seol”.
En décadas anteriores, el corregir a los
hijos con nalgadas era una práctica muy aceptada. Sin embargo, en los últimos
años, el tratarlos de esa manera, u otras formas de castigo corporal, ha sido
reemplazado con otros castigos que de ninguna manera involucran la disciplina
física. De hecho, el darle nalgadas a los niños ha sido considerado como ilegal
en algunos países. Muchos padres temen corregir de esta forma a sus hijos, por
el miedo a ser reportados al gobierno y que les sean quitados sus hijos.
No hay que malentenderlo –de ninguna
forma en este tema estoy abogando por el maltrato infantil. Un niño jamás debe
ser disciplinado físicamente hasta el punto que pueda causarle un daño físico.
Sin embargo, de acuerdo con la
Biblia , es bueno que el niño cuente con restricciones y una
apropiada disciplina física, que contribuya a su sano desarrollo y bienestar.
De hecho, muchas Escrituras promueven la
disciplina física: “No rehúses corregir al muchacho; porque si lo castigas con
vara, no morirá” (Proverbios 23:13-14). Hay también otros versículos que apoyan
la corrección física (Proverbios 13:24, 22:5, 20:30). La Biblia habla enfáticamente
de la importancia de la disciplina; es algo que todos debemos tener para ser
personas productivas y es mucho más fácil aprenderlo mientras aún somos
pequeños. Los niños que no son disciplinados, crecen en rebelión, no tienen
respeto por la autoridad, y como resultado obvio, no estarán dispuestos a
obedecer y seguir a Dios. Él utiliza la disciplina para corregirnos y guiarnos
por el camino correcto; así como para llevarnos al arrepentimiento de nuestras
acciones (Salmo 94:12; Proverbios 1:7, 6:23, 12:1, 13:1, 15:5; Isaías 38:16;
Hebreos 12:9). Estos solo son algunos de los versos que hablan sobre lo bueno
de la disciplina.
Aquí es donde reside el problema; muchas
veces los padres son, o muy pasivos o muy agresivos cuando se trata de
disciplinar a sus hijos. Aquellos que no creen en el castigo físico, algunas
veces carecen de la habilidad para corregir y disciplinar correctamente,
causando que sus hijos crezcan como niños revoltosos y desafiantes. Esto
lastimará a sus hijos a la larga. “La vara y la corrección dan sabiduría; mas
el muchacho consentido avergonzará a su madre” (Proverbios 29:15). Luego, están
aquellos padres que pueden malentender la definición bíblica de la disciplina
(o tal vez es que solo sean personas abusivas) y la usan para justificar el
abuso y maltrato de sus niños.
La disciplina se utiliza para corregir y
guiar a la gente por el camino correcto. “Es verdad que ninguna disciplina al
presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto
apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados” (Hebreos 12:11).
La disciplina de Dios es amorosa, como
debe ser entre el padre y el hijo. El castigo físico nunca debe ser usado para
causar un dolor o daño físico permanente, sino como un golpe rápido (en el
trasero, donde hay más “relleno protector”), para enseñar al niño que lo que
hizo está mal y es inaceptable. Nunca debe ser usado sin control o para
descargar nuestro enojo y frustraciones. “Y vosotros, padres, no provoquéis a
ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”
(Efesios 6:4). Criar a un niño en la “disciplina y amonestación del Señor”
incluye la disciplina correctiva, establecer límites, y si, amorosa disciplina
física.
“Gracia y Paz”
No hay comentarios:
Publicar un comentario