Padre santo, te
ruego pongas en mi corazón un ferviente deseo de buscarte día tras día, de
adorarte, de obedecerte y de servirte. Que, ya sea cuando tu Hijo Jesucristo
venga de nuevo o cuando llegue mi momento de partir de este mundo, yo esté
totalmente preparado para ese maravilloso encuentro. En el nombre de Jesús,
Amén.
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