La historia de Booz la encontramos en el libro de Ruth, en donde se nos
narra el amor de Booz y Ruth. Él, un hombre soltero, rico y honorable. Ella,
viuda, humilde, pobre, de origen pagano pero
que renunció a sus dioses para ir tras el único y verdadero Dios y con
la determinación de no abandonar a su suegra.
El pueblo de Israel tenía una ley para proteger a la familia: “la ley del
levirato”, que consistía en que una mujer viuda que no tuviera hijos, podía
desposarse con su cuñado, el hermano del difunto, para que tuviese
descendencia, heredara sus bienes y perpetuara su nombre. Booz se inspira en la piedad de esta ley para
arropar a la desamparada Ruth de su estado de pobreza y soledad.
Veamos algunas características de un varón digno de imitar (lee el libro de
Ruth capítulos 2-4):
Esforzado: Booz
era un hombre trabajador y un buen administrador de su dinero, ya que a pesar
de la hambruna que sufrió su pueblo, él fue muy rico, dueño de al menos un
campo de cebada, con muchos empleados.
Respetado: De
buena posición social, poderoso y honrado dentro de su comunidad.
Devoto: Aunque
Booz vivía en una época donde la maldad predominaba en Israel, él era un hombre
temeroso de Dios, que se apegaba a Su Ley. Sabía que era bienaventurado el que
confiaba en el Dios de Israel.
Humilde:
Conocía a sus empleados, los trataba con sencillez, consideración y respeto.
Generoso: Daba
solícitamente más de lo que debía.
Misericordioso:
Fue un instrumento de Dios para beneficiar al pobre, al desvalido, para ayudar
al necesitado y marginado.
Bondadoso: Era
un hombre cortés, consolador, cuidaba el bienestar de sus empleados y los
trataba bien, brindaba un ambiente laboral armonioso.
Integro:
Conocía las leyes de su nación y las cumplía, cuidó el honor y el buen nombre
de una mujer. Demostró ser un hombre leal para hacer negocios.
Amable: Tuvo un
trato tierno con una mujer indefensa, le proveyó alimento, reconoció sus
virtudes.
Protector: Se
compadeció de dos viudas como Ruth y Noemí, provee para que ellas se sientan
seguras y confiadas.
Diligente:
cuando se propuso una empresa, se apresuró a concluirla "Aquel hombre no
descansará hasta que concluya el asunto hoy".
le dio Valor a la verdadera belleza : Se casó con una mujer virtuosa, reconoció en
ella su fe, su bondad, su sabiduría y su buena reputación. Más no por su
belleza externa o su juventud.
Booz fue un hombre al que no le importó la posibilidad de ser rechazado por
su pueblo al casarse con una extranjera que abrazó la fe en el Dios verdadero.
El no perdió tiempo, fue diligente y respetó la ley haciendo lo correcto;
acudió con muchos testigos al pariente más cercano, según la ley del levirato,
para verificar que éste no estaba dispuesto a arriesgar sus posesiones para
ayudar a Ruth y a su suegra, y así, con la aprobación de los ancianos del
pueblo, se convirtió en el esposo y redentor de Ruth. El miró su fe y sus
virtudes por encima de sus otras cualidades y la “redimió”, la sacó de su
aflicción y deplorable situación.
Booz y Ruth se casaron y tuvieron un hijo llamado Obed, y dos generaciones
más adelante nació el Rey David, quien a su vez fue el antepasado de nuestro
Señor Jesucristo.
Reflexión:
La historia del libro de Ruth es una mezcla de las adversidades de dos
mujeres, que encuentran esperanza en Booz, quien tiene todas las posibilidades
de “redimirlas” y sacarlas de su
situación lamentable.
Aunque Booz es un buen modelo a seguir, tenemos uno mejor: Jesucristo,
quien, a pesar de nuestra condición de pecadores, que es más deplorable que la
de Ruth, actuó como “pariente redentor”,
y nos libró de la muerte espiritual, de la amargura por estar separados
de Dios y de la esclavitud del pecado. Él escogió una novia, la iglesia, una
extranjera, manchada por el pecado, indigna, para lavarla, redimirla y vestirla
sin mancha ni arruga, para hacerla su esposa. Fuimos recipientes de su
compasión, amor, bondad, y gracia.
Si queremos ser varones imitadores de Cristo y llegar al menos a la
estatura de Booz, pidamos a nuestro Padre Celestial que derrame más de su
Gracia para que en medio de las batallas con nuestros pecados residuales,
crezcamos en virtud y en humildad.
“Gracia y Paz”
Edificando Matrimonios
conforme al propósito de Dios
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